Las investigaciones comenzaron cuando los agentes recibieron la denuncia de un menor que había sido víctima y testigo de diversos abusos sexuales por parte de un hombre afincado en Alcoy.
Los agentes pudieron finalmente identificar y localizar al sospechoso, obtener indicios que confirmaban la versión dada por la víctima de los abusos y determinar que se ganaba la confianza de los niños mediante engaños, haciéndoles regalos o bajo amenazas. En el registro de su domicilio se hallaron miles de archivos fotográficos y de vídeo con contenido pedófilo, unos descargados de Internet y otros de producción propia, estos últimos obtenidos en su vivienda.
También se localizaron pruebas que corroboraban que esta persona llevaba actuando desde hace al menos quince años, y posteriormente se averiguó que contaba con un colaborador, menor de edad, que le ayudaba a conseguir nuevas víctimas. Al supuesto pederasta se le imputan delitos de abusos y agresiones sexuales a menores de 16 años, acoso sexual, exhibicionismo y provocación sexual, relativos a la prostitución, explotación sexual y corrupción de menores y contra la salud pública. Según la Policía, su forma de actuar cambió de forma significativa con el paso del tiempo, como pudieron constatar los agentes a través de las investigaciones y de las declaraciones de víctimas ya identificadas. En un primer momento, en la década de los 90, comenzó captando a niños a través de equipos de radioaficionado, muy de moda en esa época, con los que conseguía quedar tras ganarse su confianza.
Cuando se extendió el uso de Internet empezó a utilizar programas de coloquio virtual ("chat") para realizar prácticas de engatusamiento o "grooming", captando a menores en la red para conseguir que éstos le facilitaran fotografías o vídeos de contenido sexual, haciéndose pasar por una chica de su edad. El ahora detenido también contactaba con sus víctimas en la calle, a las que captaba en zonas de afluencia infantil, utilizando diferentes métodos para acceder a ellos y ganar su confianza.
Una de las formas de acercarse a los menores era utilizando como señuelo a su perro y también les regalaba chucherías, dinero o les invitaba a merendar o a jugar al ordenador o a la videoconsola para conseguir que fueran a su domicilio. Cuando conseguía que lo acompañasen a su casa, les dejaba jugar con el ordenador o la videoconsola, mostrándoles posteriormente películas de contenido pornográfico y, en un contexto de juegos y bromas, les solicitaba que se desnudaran, llegando incluso a ofrecerles dinero. Con el paso del tiempo el arrestado solicitaba de los menores la realización de actos sexuales más explícitos y si estos no aceptaban los regalos o el dinero, los amenazaba con contar a sus padres y al resto de su entorno lo sucedido, llegando en algunos casos, tal y como explican algunas de sus víctimas, a usar la violencia para conseguirlo.
En otras ocasiones, cuando los menores mostraban reticencias, el presunto pederasta realizaba una especie de contrato -los investigadores han hallado varios en el domicilio- en los que se plasmaban por escrito los deseos de una y otra parte, exigiendo el adulto episodios de tipo sexual, mientras que los menores solicitaban videoconsolas, videojuegos, teléfonos móviles u otros efectos. La investigación sigue abierta y ha sido llevada a cabo por policías de la Brigada de Policía Judicial de la Comisaría de Alcoy, en colaboración con el Grupo de Delitos Tecnológicos de la Comisaría de Alicante.