Marcos Benavent, el llamado 'yonki del dinero' advirtió hace meses de su cambio de estrategia, en la que pasaría de colaborar con la Fiscalía y la Guardia Civil para destapar la corrupción de la macrocausa Imelsa e incluso el caso Erial, a echar por tierra sus propias denuncias.
El exgerente de Imelsa, se ha mostrado arrepentido ante el tribunal que le juzga por la pieza de Thematica del caso Imelsa y ha denunciado "presiones" para acusar a políticos, empresas y partidos: "Tenía que decir que sí a todo. La cuestión era perjudicar a toda la mayor gente posible". "Mis declaraciones fueron en circunstancias especiales, manipuladas por mí, en connivencia por mi exdefensa y en colaboración con la Fiscalía, donde se me prometieron cosas, rebajas sustanciales de penas y de no ingreso en prisión", ha asegurado.
Insistió en que su colaboración con la justicia ocurrió en "circunstancias especiales, con unas grabaciones manipuladas por mí, en colaboración con mi ex defensa y la Fiscalía". "Cuando me citaron por primera vez en el juzgado 6, cinco minutos antes de entrar se me cita por parte de la Fiscalía y se me dice que están en una investigación profunda donde hay mucha gente. Se me dice que si colaboro se me rebajan dos grados las penas y no voy a prisión. Yo ya había entregado las grabaciones, así que ya estaba colaborando y acepto inmediatamente", relató.
"Mi abogado me orientaba y, cuando llegaba a declarar ante la Guardia Civil, ya había un guion predeterminado para que dijera solo que sí. Después de horas y horas de declaración, me ponían papeles delante y decía que sí, porque lo que quería era acabar pronto y volver a mi casa", argumentó.
Fue el propio Benavent el que, durante las respuestas al abogado de otro acusado, desveló las presiones que asegura recibió para incriminar a Eduardo Zaplana. "El día que me citaron cuando detuvieron a Zaplana no me encontraba en mis plenas facultades. Me presionaban para que fuera aunque no estaba en condiciones de declarar nada, porque había pasado la noche con unos amigos y no había dormido. Me sentí obligado a declarar lo que declaré", sentenció antes de confirmar que presiones "de ese tipo" ha recibido durante seis años.