Para evitar molestias, reajuste gradualmente sus horas de descanso

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SEGÚN LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE NEUROLOGÍA

El cambio horario y el final de las vacaciones acentúan alteraciones en el sueño y en el estado anímico

El cerebro necesita entre uno y cinco días para readaptarse a los horarios después de un cambio de hora y de unas vacaciones. Los expertos aseguran que como consecuencia de estos hechos se pueden observar alteraciones en el sueño y estado anímico y cansancio.

Las alteraciones de sueño por el cambio de horario que obligaba a adelantar los relojes una hora, se acentúan por coincidir con el fin de la Semana Santa, según ha advertido la Sociedad Española de Neurología, quien ha recordado que, normalmente, se necesitan entre uno y cinco días para que el cerebro se ajuste al nuevo horario.

"Si ya de por sí, perder una hora suele entrañar más dificultades que ganarla, el hecho de que además este año haya coincidido con el final de la Semana Santa y tengamos que volver al día a día, puede significar más dificultades de adaptación", ha asegurado el vocal de la Sociedad Española de Neurología, Carlos Tejero.

Y es que, tras la finalización de las vacaciones el cerebro tiene que adaptarse nuevamente a los horarios y a la rutina diaria ya que, por lo general, las personas suelen posponer la hora de inicio del sueño y despertarse más tarde. Además, la vuelta a la rutina puede llevar implícito preocupaciones, estrés, o un bajo estado de ánimo, que pueden ser causa y consecuencia de algunos trastornos del sueño.

Por otro lado, al cambiar la hora, el cerebro debe adaptarse a la nueva luz ambiental que actúa a modo de sincronizador externo sobre el reloj biológico. "Por esa razón, no es sólo habitual que en los primeros días se produzca un retraso de fase, sino que en esta ocasión, adaptar nuestro reloj biológico al nuevo horario, puede hacerse un poco más difícil", ha apuntado Tejero.

De hecho, en la población sana, es relativamente habitual que el cambio de hora provoque alteraciones de sueño, dificultad para levantarse por las mañanas, cansancio e, incluso, alteraciones del estado de ánimo. No obstante, las personas mayores y aquellas que sufren alguna enfermedad que necesitan mantener sus rutinas y descansar de forma adecuada para no experimentar cambios en la frecuencia e intensidad de sus síntomas, son las que se pueden ver "más perturbadas" por el cambio de horario.

Con el fin de minimizar los efectos del cambio de hora y la vuelta a la rutina, la SEN ha aconsejado mantener regularidad en los horarios de alimentación y sueño; armonizar la actividad con los tiempos de luz solar; no utilizar fármacos; limitar el consumo de cafeína, alcohol, tabaco y otros productos estimulantes; y evitar las siestas diurnas, especialmente aquellas que superen los 20 minutos.

Asimismo, la sociedad ha destacado la importancia de que antes de irse a dormir se realicen sólo actividades relajantes y de que se mantenga el dormitorio con una temperatura agradable, aislado de ruidos, y sin relojes o referencias temporales durante el sueño.

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