La mayoría absoluta que aupó a Mariano Rajoy a la Moncloa hace ya un año le ha permitido al Partido Popular sacar adelante sus propuestas sin mayores dificultades politicas. Aunque en los últimos meses el Gobierno libra otra batalla, además de la lucha contra el déficit: la política.
El órdago lanzado por Artur Mas tras su descontento con el pacto fiscal ha creado problemas políticos al Ejecutivo, que lucha por mantener unidas las fuerzas a pesar de los continuados intentos de división. Después de la multitudinaria manifestación de la Diada en Barcelona, CiU cogió fuerzas para reclamar su principal inquietud: la independencia. Desde entonces, el debate no se ha cerrado y es, a un año de llegar al poder, el principal obstáculo del PP para mantener la unidad.
Éxito en Galicia, fracaso en el País Vasco
Feijóo otorgó a Rajoy un balón de oxígeno con su victoria
El 21 de octubre el PP recibió una de cal y otra de arena. Las malas noticias provenían del País Vasco, donde el propio cabeza de lista, Antonio Basagoiti, se planteó dimitir de su cargo tras los malos resultados electorales y el ascenso de las fuerzas nacionalistas. El PP perdió tres escaños y se quedó con 10, mientras que Bildu se estrenaba en unos comicios con 22 diputados.
La parte positiva, de Galicia. La reválida de la mayoría absoluta en esa comunidad autónoma se interpretó desde el partido como un 'aprobado' de los ciudadanos a las medidas del Gobierno central. Alberto Núñez Feijóo, un líder al que apuntan algunos incluso como posible sucesor de Rajoy, logró salvar los muebles y otorgó un balón de oxígeno al Gobierno central tras su victoria.
La clase política, preocupación de los ciudadanos
El otro problema viene, precisamente, de los ciudadanos. La concepción de la clase política como un problema sigue una línea ascendente que en septiembre rompió techo, marcando un 26,9%, un punto más que en julio y nueve puntos por encima del dato de enero.
Los ciudadanos ya no creen en la clase política
Además, la mayoría de los ciudadanos cree que la situación política va peor (41,4%) o igual (46,4%) que hace un año. Tan sólo un 7,1% la ve mejor que en el año 2011. Esto se ha traducido en diversos movimientos sociales, como el 15-M, para protestar por las políticas del gobierno de Rajoy y para exigir una clase política honesta y responsable.