Un conejo común

Publicidad

COMO LAS QUE ORIGINARON EL MAL DE LAS VACAS LOCAS

Científicos españoles prueban que los conejos pueden tener infecciones priónicas

Durante cuarenta años la comunidad científica consideró a los conejos animales inmunes a las enfermedades priónicas. Las pruebas realizadas han demostrado que, a pesar de que los conejos presentan una resistencia inusual a contraer estas enfermedades priónicas, también pueden desarrollar este tipo de infección.

Científicos del Centro de Investigación en Biociencias del País Vasco (CIC bioGUNE) han logrado demostrar que los conejos, al igual que el ganado bovino, también pueden desarrollar infecciones priónicas como las que originaron el llamado mal de las vacas locas.

La investigación, liderada por el doctor Joaquín Castilla y publicada en la revista científica "Proceedings of the National Academy of Sciences" (PNAS), ha resuelto la incógnita que se estudiaba desde hace años de si los conejos podían desarrollar este tipo de infección como cualquier otro mamífero, según ha informado el CIC bioGUNE en un comunicado.

Las enfermedades priónicas son procesos neurodegenerativos producidos por el metabolismo aberrante (con un plegamiento anómalo) de una proteína priónica, que afectan a seres humanos y a los mamíferos. Entre sus manifestaciones clínicas se encuentran el insomnio, las paraplejias, la demencia, la ataxia (perturbación de las funciones del sistema nervioso) y las conductas anormales, de ahí el sobrenombre que recibió la encefalopatía espongiforme bovina de "enfermedad de las vacas locas".

Durante cuatro décadas, la comunidad científica consideró a los conejos animales inmunes a las enfermedades priónicas. Las pruebas realizadas por el equipo del doctor Castilla han demostrado que, a pesar de que los conejos presentan una resistencia inusual a contraer estas enfermedades priónicas, en comparación con otros mamíferos, también pueden desarrollar este tipo de infección.

El experimento consistió en la inoculación de priones a conejos: casi 800 días después de la inoculación, un único animal resultó infectado, mientras que después de cuatro años el resto de los animales del experimento permanecían completamente sanos.

Los autores han explicado que si bien estos datos confirman que los conejos no pueden considerarse una especie resistente a los priones, los tiempos de incubación tan largos que requiere su replicación predicen que sea poco probable que pueda ocurrir una epidemia como la de las vacas locas.

No obstante, la única manera segura de evitarlo sería "mediante una alimentación que evite el contacto con proteínas animales", ha concluido el doctor Castilla. Tras este descubrimiento, el equipo del doctor Castilla se ha planteado estudiar si los priones pueden saltar barreras aun más dispares y pueden alcanzar, por ejemplo, a las aves o los peces.

Publicidad