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NÚMERO DE SERIE

'The Walking Dead': Rick mete la quinta marcha y… ¡sonríe!

Regresa 'The Walking Dead' después de su pertinente parón de dos meses. Dos preguntas inevitables: 1) ¿Reaparecerá Negan, igual de sangriento, presumiendo de Lucille? y 2) ¿Qué decisión tomará Rick para volver a evitar que maten a los suyos? Como en un eterno retorno, la serie basada en los cómics de Robert Kirkman repite sus argumentos. Cambian los personajes, pero no sus acciones. Y, así, vuelta a empezar.

Rick Grimes en 'The Walking Dead'

Rick Grimes en 'The Walking Dead'EW

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Para 1) compensar la falta de Negan (sólo oímos su socarrona –y cansina– voz en off) secuencia memorable en la que docenas de zombies que acudían en manada (no sabemos de dónde) son atravesados por un cable tensado que sostienen Rick (alias "meto la quinta marcha") y Michonne desde sus respectivos coches a gran velocidad. Que los que atropellan walkers unidos, permanezcan unidos: RiChoNne. La lambada de los zombies podría ser la canción del verano en Alejandría. Para amantes del terror, hay una escena similar (pero con personas de carne y hueso) en la terrorífica 'Barco fantasma' (en la que salía nuestra Alicia Florrick pasándolas más canutas que con Mr. Big). En un episodio dirigido por Greg Nicotero, creador de los efectos especiales, no podía ser menos.

El segundo momentazo llega al final del episodio 9, cuando es Rick el que sonríe (¡aleluya!, que ya se lo pidió Michonne momentos antes y no le hizo ningún caso). Ése es el cliffhanger. ¿Por qué sonríe Rick, siempre tan hombre desesperado? La respuesta la tiene el grupo de féminas (y algunos hombres) que los rodea. Esos "nuevos mejores amigos" (así se llama la próxima entrega del 19 de febrero, "New Best Friends") ayudarán a Rick a deshacerse de Los Salvadores. Fácil no lo tendrán, claro, pero al menos, cuentan a su lado con el rey Ezekiel y su tigresa (presupuesto mínimo, el bicho sale dos segundos); a Jesús y sus compinches, y a Daryl, sano y salvo.

Mientras echo de menos a Carol, que continúa en su régimen de desintoxicación de lloros de Rick, me alegro de que, por fin, Rick y Morgan se reencuentren, y de que el padre Gabriel desaparezca (aunque llevándose todas las conservas de la despensa, hay que ser ruin). Que otros grandes personajes hayan sido aniquilados en la serie (aprovechan el encuentro con Morgan para homenajearles en el recuerdo) y que el cura cobarde continúe vivo no es de recibo. Éstas y otras incongruencias (¿por qué Ezekiel no se ha defendido ya de Negan y tiene que recurrir al minigrupo de Rick? ¿Por qué Simon, la mano derecha de Negan, es tan permisivo cuando es evidente que Rick y los suyos le chulean? ¿Cómo es posible que Daryl tenga semejantes ojeras?), hacen que 'The Walking Dead' provoque airadas protestas, que suelen ser mitigadas por escenas sangrientas visualmente muy atractivas. Y, a pesar de los palos, más duros a veces que los propios golpes de Lucille, 'The Walking Dead' sigue acumulando seguidores fieles, ansiosos por ver quién será el último en salvarse, como si de una 'Juego de Tronos' postapocalíptica se tratase.

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