Hablemos del amor
6 razones por las que no puedes enamorarte por mucho que lo intentes
Enamorarse no es cuestión de quererlo con todas tus fuerzas, por eso hay personas que lo intentan con todas sus ganas y no lo consiguen. ¿Por qué? Estos son los motivos por los que no pueden hacerlo.
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Es inevitable pensar en el amor y en la idea que tenemos de él. En ocasiones vivir con la necesidad perpetua de querernos enamorar y no valorar el momento de estar con nosotros/as mismo/as es uno de los motivos por los que las personas matan el amor. Si no te quieres a ti primero, ¿cómo vas a ser capaz de querer a otro/a?
Pero si de verdad estás en esa fase de “me quiero enamorar, no paro de salir en busca del amor, de intentarlo” y no sabes por qué no lo consigues, he aquí 6 de las posibles razones:
1. Lo estás intentando: Pues sí. Ese puede ser el principal motivo de que no lo consigas. El amor no se busca, llega. Si estás dispuesto/a a que entre en tu vida, es el momento, estás preparado/a, ¡deja que buscar!, disfruta de estar contigo y ya verás como la energía que tú trasmites al mundo se te devuelve de forma positiva. Si trasmites desesperación y malestar contigo mismo/a es imposible que el amor llame a tu puerta, porque simplemente, se nota.
2. Tus experiencias anteriores: A veces, tener el fantasma de tu ex rondando por la cabeza puede ser uno de los motivos por los que no puedes conseguirlo. En ocasiones, puede que sea porque simplemente le tienes presente, pero el motivo más habitual suele ser tender a comparar. Pensamos que la nueva persona que va a aparecer en nuestra vida tiene que tener aquello que tenía la anterior o, todo lo contrario, buscamos que no lo tenga. En consecuencia, nos volvemos exigentes, con la otra persona, con nosotros/as mismo/as, con nuestra futura posible relación y acabamos por perder la posibilidad de que esté con nosotros/as en el ahora o la posibilidad de poder estar en el futuro, de una forma u otra.
En otras ocasiones, puede ser que el haber vivido una relación tóxica nos haya dejado heridas y cicatrices y cuando nos exponemos a iniciar una nueva relación esos fantasmas vividos aparecen en nuestra mente y no nos dejan darnos la posibilidad de abrirnos al amor. Según lo que hayamos vivido puede que la mejor opción sea pedir ayuda a un/a profesional, como puede ser un sexólogo/a, ya que en ocasiones el no resolver algo vivido o algo personal nos puede atrapar en una espiral de búsqueda de personas con el mismo perfil que el anterior o repetir comportamientos propios que hacen que esa nueva relación se convierta en la vivida anteriormente. Es importante resolver lo pendiente y entender lo pasado, para que no se repita en un futuro.
Otras veces, simplemente, no es que tu ex sea un fantasma, es que literalmente está rondando físicamente en tu nueva relación. Puede que, porque tú le estés dando licencias para hacerlo o por que se las esté tomando él/ella, o porque tú no quieres cerrar el capítulo anterior. En cualquiera de las tres opciones, la clave está en darse cuenta y cerrar la puerta.
3. Miedo al rechazo: Todo/as en algún momento de nuestra vida hemos vivido o pasado por esta emoción y más cuando se trata de sentirnos queridos o deseados, de hecho, la mayoría de las personas no terminan por encontrar las fuerzas para perder la vergüenza y entrarle a alguien precisamente por esto: por miedo a que le rechacen. Hay incluso personas que están disfrutando de un encuentro bonito con alguien, pero que cuando están a punto de dar un paso más se echan atrás, huyen o simplemente no lo dan, acabando con la relación. Esto tiene mucho que ver también con este sentimiento, con el pensar: ¿Y si no me acepta? ¿Y si no me quiere? ¿Por qué me va a elegir a mí y no a otro/a? ¿Y si me enamoro y luego me deja?
De todas maneras, este tipo de emoción, la alerta, el rechazo, el miedo, los celos… todos ellos se pueden trabajar y mejorar. Ganar en conocimientos de por qué sientes eso, cómo trabajarlo y evitarlo, en ciertas ocasiones; ganar en independencia y en seguridad en ti mismo/a para no tener tanta necesidad de aceptación o al menos, vivirla de otra manera. Podemos enfrentarnos a la posibilidad de recibir un no y vivirlo como algo positivo, como una experiencia…
4. La familia: El modelo familiar que tengas también influye en como entiendes el amor o cómo lo vives. Las personas que se han criado con un modelo familiar poco saludable o tóxico están menos abiertas a la posibilidad de vivir el amor o abrirse a él de forma positiva. Pasar la infancia con unos padres que no se amaban, con discusiones continuas o con faltas de respeto, puede haber marcado en tu subconsciente la idea de no querer pasar por esa experiencia, porque tu referente de estar con alguien es la que has vivido.
Lo que tienes que tener claro es que no todas las relaciones de pareja son iguales, que sois las dos personas (o más) que vais a construir esa relación las que tenéis el poder de controlar y llevarla hacia un lado u otro. No tienes que por qué repetir los patrones vividos en tu infancia, eso sí, primero necesitas darte cuenta de que es por esto por lo que no encuentras el amor, entenderlo y ponerle freno.
5. Ceder el control: Hay personas que se niegan a perder el control y eso es lo que les impide amar, básicamente porque el enamoramiento es incontrolable y porque jamás, nunca, puedes controlar a otra persona. Pasar por la fase de enamoramiento supone subirse a una montaña rusa de emociones en las que muchas veces no te queda más remedio que dejarte llevar, sin control.
Eso es precisamente lo bonito de enamorarse. Es una apuesta, y el/la que no arriesga no gana. Además, siempre podrás tener el control sobre ti mismo/a, ponerle freno si ves que no es lo que quieres o entenderte mientras estás viviendo esa relación. Puede que si no te lanzas a la piscina te arrepientas de no saber nunca dónde te hubiera llevado.
6. Tu idea del amor: Pues sí, la mayoría de las veces es precisamente por cómo entendemos el amor, el estar en pareja, el romanticismo… Muchas veces por lo que hemos absorbido de la idea de amor romántico, que nos han vendido y que tanto daño nos está haciendo, y otras veces, por nuestra fantasía de lo que nos gustaría que fuera. Las expectativas a veces no construyen, destruyen esa posibilidad de ser junto/as.
Otras personas aún piensan que tener una pareja implica renunciar a muchas cosas y lo que no se dan cuenta es que, en realidad, es sumar más cosas. No es una resta, es una suma. La otra persona no viene a bloquearte, eso no sería amor, viene a acompañarte en tu viaje, a convertirse en tu compañero/a, a sumarte experiencias, vivencias, sensaciones y emociones.
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