ADITIVOS

¿Es malo el aditivo E-211 que llevan algunos alimentos del súper?

Al benzoato de sodio se le conoce como E-211 y no goza de muy buena fama: ¿Por qué se dice que es malo? ¿Qué hay de cierto sobre la toxicidad de este aditivo? ¿En qué productos lo encontramos?

Una mujer revisa la etiqueta de un producto del supermercado

Una mujer revisa la etiqueta de un producto del supermercadoiStock

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Hemos repetido hasta la saciedad que los aditivos son seguros en los productos autorizados y en las dosis reguladas. Eso sí, no todos son necesarios, como los colorantes, saborizantes o edulcorantes. Otros, en cambio, pese a ser necesarios, se llevan mala fama, con frecuencia infundada. Este es el caso del Benzoato de sodio, que lo encontramos en las etiquetas muchas veces como el E-211.

Como tiene un nombre raro y encima es un "aditivo sintético" suena a química de la mala. Lo pongo entre comillas, porque tenemos asociado "natural" a algo "bien" y a "sintético" como algo "mal". Como si sólo algunos aditivos se sintetizaran. De hecho, a nuestro nuevo amigo, el benzoato de sodio, le podemos encontrar en la naturaleza, por ejemplo, en los arándanos, champiñones, canela, manzanas o ciruelas. Pero como eso no lleva etiqueta, no da miedo. Y claro, no da miedo porque no tiene que darlo.

¿Dónde se usa el E-211 en la industria alimentaria?

El grupo del E-210 al E-213 son benzoatos, que actúan como conservantes. Especialmente evitan la formación de mohos, levaduras y algunas bacterias. El reglamento donde se regulan los alimentos que pueden llevar aditivos, los propios aditivos y sus dosis, permite el uso del benzoato sódico en:

  • Conservas y semiconservas en vinagre y salmuera
  • Mermeladas y confituras
  • Huevo líquido
  • Caldos
  • Bebidas refrescantes
  • Cerveza o lácteos

Con ellos reducimos (que no eliminamos) la posibilidad de que salga moho. Tiene la ventaja de que es bastante soluble, pero la desventaja de que, si nos pasamos de cantidad, aporta un sabor agrio.

¿Por qué se dice que el E-211 es malo?

Añadamos aquí todo lo malo que se nos ocurra: hiperactividad, cáncer, hasta modificación del ADN. Hombre, pues un poco exagerado sí parece, sobre todo teniendo en cuenta que la última revisión de este aditivo ha sido en 2021 y de nuevo ha tenido unos resultados favorables. Uno de los argumentos que aportaban para denostarlo al infierno es que su acumulación es tóxica. Y podría ser cierto… si se acumulara, porque la realidad es que no se metaboliza. Es decir, tal cual entra, sale, si no se abusa de consumo.

Uso y abuso de los aditivos en los alimentos

Este aditivo tiene restricciones en cuanto a la cantidad máxima que se puede añadir a los alimentos, ya que se tiene que tener en cuenta la cantidad diaria por kilo de peso que se puede consumir. Cuando se abusa, y cuando hablamos de abuso, es en muy grandes cantidades, nos podemos encontrar con cuadros de alergias leves, más frecuente en asmáticos y alérgicos al ácido acetil salicílico.

Pero, y aquí viene lo importante, si basas tu alimentación en mermeladas, confituras, bebidas refrescantes, cerveza o bollería… de lo que menos te tienes que preocupar es de este aditivo.

De hecho… de ninguno de los otros aditivos que puedan llevar estos productos, porque no son ellos los que te van a causar los verdaderos problemas de salud, sino los propios alimentos que, por sí mismos no están en el marco de una nutrición saludable.

No podemos olvidar que el problema no está en el aditivo, está en el producto. Si este te da miedo, lo cambiarán por otro parecido que no te suene y ya está, seguirá siendo el mismo producto insano, pero tú serás más feliz sin saberlo. Que no nos quepa duda, frente al miedo: conocimiento. Y gracias al conocimiento podremos tomar elecciones libres e informadas.

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