ALIMENTACIÓN
¿Qué son los "niños picky eaters" y cómo conseguir que coman?
Los niños picky eaters son muy selectivos con la comida y rechazan alimentos saludables como frutas o verduras. Descubre qué significa exactamente ser un picky eater, por qué ocurre y cómo conseguir que estos niños coman mejor sin conflictos.

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Un motivo muy frecuente de preocupación de los padres en las consultas de pediatría viene referido a la alimentación de sus hijos, sobre todo cuando comen poco o rechazan ciertos alimentos. Las peleas a la hora de comer surgen cuando algunos niños siempre quieren comer lo mismo, evitan probar cosas nuevas o se niegan rotundamente a comer verduras, frutas o carne. Para denominar este comportamiento, en los últimos años se ha acuñado el término anglosajón "picky eater" o lo que es lo mismo, comedor selectivo.
Aunque este comportamiento puede ser muy frustrante para los padres, ser quisquilloso con la comida es algo habitual en la infancia, especialmente entre los 2 y los 6 años. En esta etapa los niños están descubriendo sus gustos, ganando independencia y a veces usan la comida como forma de expresarse.
En este artículo voy a explicarte qué significa realmente que un niño sea picky eater e intentaré darte unos consejos prácticos para ayudar a tu hijo a comer mejor sin convertir la hora de la comida en una batalla.

¿Cómo reconocer a un picky eater?
Un niño picky eater no es simplemente un niño que un día no tiene apetito o no quiere comer un plato en particular. El término picky eater se utiliza principalmente para describir a niños muy selectivos con la comida que muestran una fuerte preferencia por un tipo limitado de alimentos y rechazan otros de forma constante.
Este comportamiento puede afectar a 1 de cada 5 niños menores de 6 años y aunque la mayoría de veces suele ser una etapa transitoria y sin mayores consecuencias sobre el desarrollo del niño, en algunas ocasiones puede resultar muy limitante y persistir en la edad adulta.
La situación más común que refieren los padres con un niño picky eater es que era un niño que aceptaba todos los alimentos que se le ofrecían hasta que alrededor de los 2 años empieza a rechazar algunos sin ningún motivo.
Algunas características comunes de estos niños que nos pueden ayudar a reconocerlos son:
- Empiezan a llorar o les incomoda ver comida nueva en el plato y se niegan a probarla (neofobia alimentaria).
- Solo aceptan comidas de marcas específicas o preparadas de una forma concreta
- No les gusta comer fuera de casa por miedo a tener que comer alimentos diferentes
- Son muy sensibles a la textura, color u olor de ciertos alimentos
- Pueden presentar manías específicas a la hora de comer como separar los alimentos en el plato o comerlos en un orden determinado.
- Comen de forma muy lenta y se distraen con facilidad buscando siempre excusas para dejar la comida.
- Suelen preferir alimentos ricos en azúcares refinados o harinas y rechazan casi siempre alimentos saludables como frutas, verduras y carnes
- Comen un número limitado de alimentos y siempre quieren comer lo mismo llegando a presentar arcadas o náuseas si se les obliga a probar otras cosas.

¿Por qué un niño empieza a hacerse selectivo con la comida?
Existen varias razones por las que un niño puede volverse más exigente o selectivo con lo que come aunque en la mayoría de casos se trata de una etapa normal en su desarrollo.
Entre los 2 y los 6 años, los niños se vuelven cada vez más independientes y quieren tomar decisiones por sí mismos, y la comida es una de las áreas donde pueden ejercer ese control. Decir "no" a ciertos alimentos es una forma de afirmar su voluntad.
Por otro lado, después del primer año de vida, el ritmo de crecimiento de los niños se frena, por lo que muchos niños simplemente tienen menos hambre que antes.
Otros niños son especialmente sensibles a las texturas, olores, colores o temperaturas de la comida. Esto puede hacer que rechacen ciertos alimentos no porque no les gusten, sino porque les resultan incómodos o molestos.
También es normal que los niños pequeños sientan miedo a lo desconocido, incluidos los alimentos nuevos. Este miedo, llamado neofobia alimentaria, es una forma de autoprotección que en el pasado ayudaba a los seres humanos a no comer cosas peligrosas.
Por último, si un niño se ha sentido forzado a comer, ha tenido una mala experiencia con la comida (atragantarse o vomitar) o ese momento se convierte en una pelea o regañina, puede asociarlo con algo negativo y volverse más selectivo.

Algunos consejos prácticos para ayudar a tu hijo a comer mejor
Aunque no hay una solución mágica, existen estrategias que pueden ayudar a estos niños a mejorar su relación con la comida y a perder el miedo por probar cosas nuevas. Lo más importante es tener paciencia, evitar castigos y fomentar un ambiente tranquilo y positivo a la hora de comer. Aquí te lanzo algunas ideas que te pueden ayudar:
- Ofrecer una alimentación variada sin forzar. Debes presentarle al niño alimentos variados con frecuencia, aunque no los pruebe de inicio. A veces los niños necesitan ver un alimento muchas veces antes de animarse a probarlo.
- Preséntale la comida de forma atractiva. Preparar la comida de forma colorida o divertida en porciones que ellos mismos puedan manejar aumenta las posibilidades de aceptación.
- Hazlo partícipe de las comidas. Anima al niño a elegir alimentos en el supermercado, preparar el menú o colaborar en la preparación de la receta. Esto aumenta su curiosidad y su disposición a probar lo que él mismo elaboró.
- Sírvele pequeñas porciones. Si ve mucha comida en el plato se puede agobiar. Es preferible que pida más si tiene hambre.
- Evita distracciones durante la comida. Comer sin tablet ni TV ayuda a que el niño se centre en el proceso de comer y no se distraiga.
- Siempre que se pueda, comer en familia. Esto ayuda a crear un ambiente tranquilo y agradable y el niño puede tener el ejemplo de sus familiares
- Evita premiar con comida. No se deben usar dulces o postres como recompensa porque eso refuerza la idea de que hay alimentos "buenos" y "malos".
- Mantén horarios regulares. Ofrecer la comida a horarios más o menos fijos ayuda a regular el apetito y evita picoteos continuos que quiten el hambre.
- Sé un buen ejemplo. Los niños imitan lo que ven. Si los adultos comen de todo y disfrutan de la comida, es más probable que ellos también lo hagan.
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