¡FELICIDADES!
Victoria de Suecia cumple 48 años: superó la anorexia, se casó con su entrenador y le encanta la ropa vintage
La princesa heredera Victoria de Suecia cumple 48 años. Repasamos su vida marcada por la dislexia, la anorexia, su polémico enamoramiento con su entrenador personal y su pasión por la ropa vintage del armario de su madre.

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El 14 de julio de 1977 nacía en Estocolmo Victoria Ingrid Alice Désirée Bernadotte, la primera hija de los reyes Carlos XVI Gustavo de Suecia y Silvia. Llegó al mundo como princesa, pero gracias al empuje de los movimientos feministas, en 1980 fue nombrada heredera al trono. Se abolió así la Ley Sálica y se instauró la Ley Cognática, que permite que la primogénita del rey le suceda, aun siendo mujer.
De este modo, su hermano Carlos Felipe, dos años menor, perdió el título de heredero al trono que había recibido nada más nacer. Dos años después llegaría la pequeña de la familia, Magdalena. Los tres hermanos formarían un gran equipo... y darían más de un quebradero de cabeza a sus padres, empezando por Victoria de Suecia.

Anorexia y etapa en los Estados Unidos
Victoria tuvo una infancia feliz, con lo mejor de los dos mundos: la vida de princesa heredera en palacio y la rutina de una niña sueca más, asistiendo a un colegio público. Sin embargo, algo empañó esos años: la dislexia. Una dificultad que también padecen su padre y sus hermanos, y que le hizo sentir frustración al ver que sus compañeros avanzaban con facilidad en la lectura, mientras a ella le costaba terminar un libro.

Aun así, terminó el instituto y, tras cumplir la mayoría de edad y jurar lealtad al rey y a la Constitución —convirtiéndose oficialmente en heredera al trono— se trasladó a Francia para estudiar durante un año en la Universidad Católica del Oeste de Angers. Fue entonces cuando comenzó a lidiar con otro problema: la anorexia.

Durante esa etapa, los medios empezaron a difundir imágenes en las que se notaba su alarmante pérdida de peso. La Casa Real sueca confirmó que Victoria atravesaba un trastorno de la conducta alimentaria y que estaba recibiendo ayuda profesional.
En 1998, buscando alejarse del foco mediático, se marchó a Estados Unidos para estudiar Ciencias Políticas e Historia en la Universidad de Yale. Allí no solo superó su TCA, también encontró el amor. El afortunado fue Daniel Collert, un amigo del instituto a quien reencontró en el país norteamericano. Collert, que estaba estudiando Arte Dramático, ocupó muchas páginas de las revistas del corazón en las que se destacaba su estilo a la hora de vestir. Su historia terminó en 2001.

Se enamoró de su entrenador personal
Ya de vuelta en Suecia, Victoria comenzó a cuidar su físico con un entrenador personal, Daniel Westling, del que se enamoraría perdidamente. En 2002 comenzó a rumorearse que entre ellos dos había surgido la llama del amor, pero el rey Carlos Gustavo se opuso rotundamente a que su heredera eligiera como consorte a un hombre sin "formación sólida".

Durante una larga temporada, la relación padre e hija se enfrió y pasaron siete años hasta que el monarca dio su brazo a torcer y le permitió a su heredera casarse con Daniel Westling. El 24 de febrero de 2009 se anunció oficialmente el compromiso y el 19 de junio de 2010 celebraron su boda. Un evento que reunió a representantes de todas las casas reales europeas y orientales, y donde no faltaron la reina Sofía, los entonces príncipes Felipe y Letizia, la infanta Elena y la infanta Cristina.

Hoy, quince años más tarde, la pareja sigue igual de unida y enamorada. Tienen dos hijos, Estela (2012) y Óscar (2016), y llevan una feliz vida familiar en el Palacio de Haga, al norte de Estocolmo.

Su apuesta por la ropa vintage
La princesa Victoria de Suecia es Embajadora de Buena Voluntad del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y tiene varias fundaciones junto con su marido con el objetivo de ayudar a niños y jóvenes. Todo esto, sumado a su agenda como princesa heredera, hace que Victoria de Suecia tenga que estar constantemente vistiéndose para conferencias, actos públicos y más.
Para estas ocasiones especiales, Victoria de Suecia ha demostrado ser una amante de la moda sostenible, repitiendo vestido en más de una ocasión e incluso eligiendo prendas del armario de su madre y dándoles una segunda vida varias décadas más tarde.

Un claro ejemplo es este vestido de lunares y lazada al cuello que Silvia de Suecia lució durante su visita a Kiel, Alemania, en 1988, que Victoria se enfundó con gracia en un seminario centrado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU en Tokio.
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Como este, hay muchos otros ejemplos en los que ha demostrado su amor por lo vintage y por el legado estilístico de su madre. Una manera más de mostrarse fiel a sí misma y a su compromiso con la sostenibilidad.
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