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EXPERIMENTO SOCIAL | #ExpectingChange

El vídeo que muestra lo duro que es viajar en metro embarazada

Una joven británica ha realizado un curioso experimento social en el que se revela las dificultades a las que se tiene que enfrentar una mujer embarazada cuando viaja en transporte público.

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Con el embarazo, algunas actividades cotidianas resultan algo más incómodas de lo normal. Actos tan habituales como viajar en transporte público pueden suponer un esfuerzo extra para las mujeres gestantes.

Por este motivo, las embarazadas tienen preferencia a la hora de acceder a los limitados asientos de trenes y buses. Ocurre lo mismo con otros colectivos, como los ancianos o las personas con discapacidad, que también tienen plazas reservadas para ellos.

Sin embargo, a la hora de la verdad no existe una forma directa para que estas personas puedan acceder a estos asientos preferentes en caso de que alguien ocupe estos sitios. En última instancia, corresponde al civismo de cada uno el tener la deferencia de ceder el espacio para que lo pueda ocupar otra persona.

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conductoras-embarazadas-keBB--1240x698@abc-kCgE--1240x698@abc | Centímetros Cúbicos

¿Solemos ofrecer nuestro asiento en el metro? Estudios llevados a cabo en Reino unido revelan que solo 6 de cada 10 viajeros ceden su plaza a embarazadas para sentarse. Por este motivo, no es de extrañar que para muchas de ellas ir en metro pueda suponer una verdadera carrera de obstáculos.

Anna Whitehouse, embajadora del proyecto #ExpectingChange, que busca concienciar a la sociedad británica acerca de las dificultades a las que se tienen que enfrentar las mujeres gestantes, ha sido la protagonista de un curioso experimento sociológico: fingiendo estar embarazada, la joven ha viajado en el metro de Londres para averiguar cuánta gente está dispuesta a cederle el asiento.

Para su sorpresa, se vio en la necesidad de tener que solicitar directamente un asiento en la mayoría de las ocasiones. Si bien hubo viajeros que le ofrecieron su sitio para que pudiera sentarse, Whitehouse afirma que había tenido que gesticular bastante para exagerar su incomodidad hasta el punto de que alguien se diera cuenta de la situación.

¿Es la gente egoísta o simplemente demasiado despistada? ¿Nos damos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor o estamos más pendientes de nuestro teléfono móvil? Todas estas preguntas se plantean en el vídeo completo (vía SWNS Digital):

 

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