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Guía de cuidados

Cómo evitar que el estrés del confinamiento reseque tu piel

Sin salir a la calle puede que nos libremos de contagios, pero los verdaderos enemigos para la piel están en casa.

Piel hidratada

Piel hidratadaiStock

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En lo que a nuestra piel se refiere, puede que la polución o la exposición solar excesiva nos hayan dejado de afectar al quedarnos en casa. Sin embargo, el confinamiento tiene otros efectos que influyen directamente en la salud de la dermis. La calefacción, la sequedad ambiental, el sueño deficiente y, sobre todo, el estrés, son algunos de ellos.

“El confinamiento genera un estado de estrés que, junto a la falta de movimiento, puede ser responsable de problemas en la piel”, explica Juan Chico, farmacéutico y co-fundador de la firma de dermocosmética Atlantia. “La incertidumbre y la ansiedad que genera esta situación hace que se disparen los niveles de cortisol, una hormona que aumenta en los momentos de estrés y que genera numerosos cambios en la piel y en el cuero cabelludo”.

El estrés, asegura el experto, ralentiza la circulación sanguínea, lo que provoca que no llegue a la piel la cantidad de nutrientes que necesita para mantenerse sana, joven e hidratada. Además, se genera una mayor evaporación del agua, y en consecuencia, aparecen desequilibrios en la barrera hidrolipídica.

Te damos algunos consejos para combatir la sequedad de la piel durante la cuarentena.

Sigue tu rutina habitual

No te descuides. Al estar en casa, la piel no está tan expuesta a los mismos niveles de contaminación o radiación solar, y utilizamos menos maquillaje. Esto, y una cierta dejadez o apatía, puede hacer que nos cuidemos un poco menos. Chico apunta que conviene modificar las rutinas de cuidado de la piel solo hasta cierto punto. “A pesar de no salir de casa debemos continuar cuidándonos y, por supuesto, no olvidar la higiene e hidratación. La piel tiene vida y continúa con sus procesos metabólicos, excretando sudor, grasa y con su propia flora bacteriana, por lo que es importante mantener la rutina de limpieza”.

Ducha
Ducha | iStock

Hidrata todo el cuerpo

Tras la limpieza, conviene aplicar mañana y noche los productos de tratamiento habituales como cremas o sérums hidratantes, anti envejecimiento y contorno de ojos. Además, teniendo en cuenta que disponemos de más tiempo de lo habitual podemos cuidarnos con más "cariño", utilizando productos más específicos y sin olvidar la hidratación corporal que a veces dejamos de lado cuando vamos con prisa.

No te duches con agua muy caliente

Trata de no darte duchas muy largas o baños demasiado calientes durante estas semanas, ya que la temperatura excesivamente elevada del agua absorbe gran parte de la humedad de la piel.

No te excedas con la exfoliación

Debes seguir una rutina normal de cuidado de la piel. Ahora que tienes más tiempo libre, aprovecha para usar mascarillas y otros tratamientos, pero no te vuelvas loca con los exfoliantes. Estos conviene aplicarlos con precaución, pues una exfoliación descamación excesiva afecta al manto ácido de la piel y puede producirse un desequilibrio en los niveles de pH y derivar en problemas dermatológicos.

Tampoco debes lavarte la cara demasiado. Si te limpias el rostro en profundidad muy a menudo estarás quitándole a la piel buena parte de sus aceites naturales, por lo que esta comenzará a producir más, y acabará siendo peor el remedio que la enfermedad. Los expertos aseguran que es suficiente lavarse la cara una o dos veces al día, y si usas tratamientos para el acné como el peróxido de benzoilo, tan sólo una vez por semana.

Duerme lo suficiente

Dormir es imprescindible para la salud en general. De acuerdo con los estudios, un comportamiento saludable del sueño incluye quedarse dormido fácilmente dentro de los 15-20 minutos posteriores a acostarse, dormir regularmente de siete a nueve horas al día, tener un sueño continuo y sin permanecer largos períodos despierto, y despertar sintiéndonos frescos y alerta.

Si no duermes las horas adecuadas o sientes que no descansas lo suficiente, tu cuerpo liberará más cortisol, la hormona del estrés, y esto puede derivar en acné o psoriasis.

Haz ejercicio de forma rutinaria

Seguir haciendo ejercicio, aunque sea en casa, ayudará a tu cuerpo a quemar cortisona, que además de ser una buena manera de reducir el estrés, ayuda a mantener limpia tu piel.

Enchufa el humidificador

El aire seco que produce la calefacción (o el aire acondicionado) puede ser la razón por la que tu piel está volviéndose loca en estos momentos. Cuando la piel está seca, la barrera cutánea responsable de suavizar, iluminar y calmar el rostro se rompe en forma de granos, irritación, enrojecimiento y exceso de grasa. Incluso si estás usando esa crema hidratante tan buena dos veces al día y abres las ventanas todas las mañanas para airear el ambiente, el aire seco del sistema de calefacción es capaz de llevarse por delante todo el agua de tu piel. ¿La solución? Invertir en un humidificador .

Cuando las temperaturas fluctúan, como sucede en primavera, también lo hacen los niveles de humedad, causando aspereza y descamación en la capa más externa de nuestra piel. Estos aparatos emiten humedad generalmente a través de una agradable nube de vapor que contribuye a conseguir en ese espacio el punto óptimo de humedad (entre el 40 y el 60 %), lo cual resulta beneficioso para tu piel pero también para tu descanso.

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