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EN MURCIA

Las rejas de la fachada casi se convierten en una trampa mortal para un matrimonio durante la DANA en Los Alcázares

Un matrimonio vivió momentos de auténtica angustia durante la DANA en el municipio de Los Alcázares. El agua les llegaba al pecho y salir de la vivienda era misión imposible: los muebles flotaban por la casa, la puerta estaba bloqueada y las verjas de la ventana casi se convierten en una trampa mortal. Sin embargo, el yerno de la pareja consiguió salvarles al cortar las verjas con una sierra.

Las fuertes lluvias que ha sufrido el Levante de España han dejado duras historias de personas que lograron luchar contra viento y marea para poner su vida a salvo del agua.

Es el caso de un matrimonio que vive en Los Alcázares, Murcia, y que casi pierde la vida por la tromba de agua que cayó en el municipio.

El matrimonio estaba durmiendo de madrugada cuando el agua comenzó a entrar en la habitación llegando a la altura del pecho. Carmen y Valentín trataron de salir de allí pero algunos contratiempos se pusieron por su camino: primero trataron de agarrarse a algo para no caerse, pero los muebles estaban flotando por toda la habitación y mantener el equilibrio era difícil.

La segunda dificultad que encontró el matrimonio estaba en las ventanas: las rejas de la fachada impedían que salieran por la ventana para ponerse a salvo.

La hija del matrimonio llamó a los Servicios de Emergencias desesperada pidiendo ayuda al pensar que no podría rescatar a sus padres porque sería demasiado tarde.

Sin embargo, el yerno del matrimonio tuvo una idea: cortar las rejas de la ventana con una sierra eléctrica para que la pareja pudiera salir de la vivienda. "Me daba miedo saltar, pero por ahí salimos los cuatro", explica Carmen a Antena 3 Noticias.

Pero esta no es la única historia de desesperación que se ha vivido en esta localidad murciana. Es el caso de José, que preparó su casa días antes de que llegara la tormenta pero nada sirvió porque el agua se llevó por delante todos los tableros que había colocado.

"En un segundo me llegó el agua a la cintura, me tuve que subir a la escalera de la terraza", cuenta José, que entre lágrimas e impotencia recuerda los momentos de tensión vividos: "Gracias a los voluntarios que me ayudaron".

Ahora la imagen en el pueblo es muy distinta. Aunque todo está lleno de barro y de agua, los voluntarios hacen llegar sábanas, pañales y comida a las casas de los vecinos que lo han perdido todo en este fuerte episodio de lluvia.

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