Parálisis cerebral

La historia de Loli Ponce, 3 años atrapada en su casa: "Ojalá algún día pueda recuperar mi libertad"

La onubense, de 57 años, perdió la musculatura de sus piernas durante el confinamiento y no puede bajar los 52 escalones que separan su piso de la calle.

Loli Ponce sufre paralisis cerebral desde que nació

Loli Ponce sufre paralisis cerebral desde que nacióAntena 3 Noticias

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"Fui a trabajar un viernes, el sábado nos confinaron y ya no he podido salir más. Llevo más de 3 años atrapada en casa. Ojalá algún día pueda recuperar mi libertad". Con enorme tristeza relata Loli Ponce la situación que atraviesa a sus 57 años debido a los problemas con sus piernas y a la falta de accesibilidad del edificio en el que vive, en Huelva, desde hace años.

Su madre, con 84 años, es quien ayuda a Loli a desplazarse de una habitación a otra, acompañarla al baño o a la cama. Pero bajar los 52 escalones que le separan de la calle es imposible, como consecuencia de la inactividad provocada por el periodo de confinamiento durante la pandemia.

"Tengo pánico a las escaleras y por la antigüedad del edificio tampoco tenemos ascensor, así que vivo atrapada desde el 14 de marzo de 2020"

"El primer día que intenté salir mis piernas no respondían. Me caí, no sabía qué me pasaba. Me llevaron al médico y me dijo que había perdido toda la musculatura de mis piernas en tres meses. Tengo pánico a las escaleras y por la antigüedad del edificio tampoco tenemos ascensor, así que vivo atrapada desde el 14 de marzo de 2020", afirma Ponce.

Loli sufre una parálisis cerebral desde que nació, pero eso no le ha impedido trabajar durante más de 30 años vendiendo cupones en Huelva y teniendo una actividad normal: "Antes de la pandemia tenía contratado a un hombre para que me ayudara a bajar la escalera cada mañana. Simplemente me agarraba a su brazo e íbamos bajando poco a poco. Una vez en la calle, ya no había problema. Pero ahora es imposible, ni siquiera puedo con la ayuda de dos personas debido a la estrechez de la escalera. No se puede girar en el rellano, por lo que me tendrían que coger a peso y eso es demasiado peligroso si tenemos en cuenta el peso de la silla -unos 14 kilos- y el mío -unos 55-".

Los vecinos rehúsan instalar un ascensor

La opción de instalar un ascensor o una silla eléctrica para escaleras ha sido planteada en diversas reuniones de comunidad, pero sin éxito. Apenas hay 8 vecinos en el bloque, pero Loli, que vive en la tercera planta del edificio sin ascensor, es la más afectada: "Apenas asisten 2dospersonas, pero los demás ni se pronuncian, no quieren hablar del tema porque no les afecta en estos momentos, tienen bien sus piernas".

"Parece que la vida se me ha acabado. Ojalá algún día recupere la libertad"

El coste de un ascensor podría rondar los 70.000 euros, mientras que el de una silla salvaescaleras los 20.000. No obstante, esta solución parece estar todavía lejos sin contar con el beneplácito de la comunidad.

Entre tanto, Loli pasa los días encerrada en casa: "Solo he salido para citas médicas porque viene una ambulancia, me mete en el hospital y del hospital a la casa. Echo de menos bajar a la calle y que me dé el aire. Con 57 años parece que la vida se me ha acabado. Con mi silla de ruedas podría disfrutar de muchas cosas, pero necesito salvar el problema de bajar las escaleras. Ojalá algún día pudiera recuperar la libertad. Es lo único que pido", sentencia Ponce.

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