Pontevedra

Latigazos y tortura en las orejas: el horror vivido por una joven durante 3 años en Galicia

El testimonio de Uxía, una joven gallega maltratada, ha servido para que su agresor sea condenado a 47 años de cárcel. "Me pegó, me dio latigazos, me cortó, me rompió la nariz y me obligó a dormir en el suelo", asegura.

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Tiene 25 años pero la vida la ha hecho valerse por sí misma para hoy estar viva y poder contar su historia. Uxía comenzó su relación con el ahora condenado el 14 de febrero de 2017. “Era una fecha bonita y durante un año todo fue maravilloso con él”, relata.

Poco después empezaron los insultos, la privación de comunicación con su entorno y los golpes. Al principio más leves pero, poco a poco, se fueron endureciendo. “Me pegó, me dio latigazos, me cortó, me rompió la nariz y me obligó a dormir en el suelo”, enumera con decisión.

Pasó tres años soportando las vejaciones y torturas de un hombre que, además de encerrarla en casa y quitarle el teléfono móvil, también le arrebató la tarjeta sanitaria. “Me curaba las heridas con el agua de la lluvia, con sal y vinagre”, dice.

Pocas veces le permitía dormir en la cama, casi siempre lo tenía que hacer en el suelo acompañada de su perra- “ella era la que me lamía las heridas y me daba calor”-, y ella lo prefería así porque en el dormitorio él la sometía a todo tipo de torturas. “Me violaba y me retorcía la orejas, tanto que hoy las tengo totalmente deformadas”; explica. Y no hace falta más que acercarse un poco a ella para confirmarlo.

“Me curaba las heridas con el agua de la lluvia, con sal y vinagre”

Su familia, tras casi dos años sin saber de ella más que por las redes sociales- aunque era en realidad su agresor el que había suplantado su identidad por Internet-, presentó una denuncia de desaparición. La Guardia Civil se personó en el domicilio pero él la escondió en un cobertizo y le tapó la boca para que no gritara. “Entonces la Guardia Civil se llevó a mi perrita, porque creyeron que estaba abandonada, y desde entonces no sé nada de ella. Aprovecho para pedir también a quien sea que me la devuelvan, me ayudó mucho y sin ella no estaría viva”, explica.

Así escapó de su maltratador

Poco después, él se fue a trabajar y, por un descuido, se olvidó de dejarla encerrada. Ella se armó de valor y salió de casa como pudo. En la carretera un hombre la encontró, la subió a su coche y la llevó hasta la localidad más cercana, la localidad pontevedresa de Silleda. “Me encantaría poder encontrar a ese hombre, no sé nada de él. Me llevó, me dio 50 euros para que comiese y, sobre todo, me salvó la vida”, cuenta.

Consiguió llamar a su familia que, cuando la vieron, no la reconocían. “Tenía el tabique roto, estaba muy delgada, calva por algunas partes de la cabeza y llena de moratones”. Juntos fueron a denunciar al ahora condenado y, poco después, este hombre ingresó en prisión provisional.

Hoy, tres años después, ha sido condenado a 47 años de cárcel. Y hoy, tres años después, es cuando ella quiere dejar su mensaje claro y alzar la voz para que nadie más pase por su calvario. “Quiero decirle a las mujeres a las que sus agresores aparten de su entorno que desconfíen de ellos. También decirles que se puede salir de esto y que la mejor prueba es que hoy estoy aquí delante de vosotros. Hay de denunciar y hay que escapar. Porque se puede escapar”, sentencia.

Ella y su abogado, Alberto Massa, agradecen la implicación de los juzgados de Lalín para que este señor haya sido condenado, por fin, por haber torturado durante tres años a una joven de apenas 19.

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