Elecciones generales

225 vacas, un padre dependiente y una cita con una mesa electoral este 23J que es ineludible

El quebradero de cabeza de Felipe López, tiene una explotación ganadero y le ha tocado como segundo vocal en una mesa electoral para las próximas elecciones generales.

El ganadero afectado

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Felipe López tiene 45 años, una explotación ganadera y el pasado mes recibió una notificación de la Junta Electoral que le exige como segundo vocal en una mesa electoral para las próximas elecciones del 23 de julio. Algo que supone un auténtico quebradero de cabeza ya que, además de sus 225 vacas, Felipe debe atender a su padre dependiente.

Cada mañana, Felipe empieza su jornada laboral a las 5 de la mañana y, sin contabilizar horas, trabaja todo el día hasta las 9 de la noche para atender a toda su explotación. Trabajo que, además, concilia con su otra jornada, la familiar. Felipe vive con sus padres, y dado que su madre está a punto de cumplir ochenta años, él se encarga de cuidar de su padre dependiente durante todo el día.

Tras recibir la notificación de la Junta Electoral, Felipe redactó un recurso junto con Unións Agrarias para intentar resolver el problema. En el escrito adjuntaron el historial médico de su padre dependiente y el censo de vacas de su explotación. Sin embargo, la Junta desestimó su recurso alegando que no estaba acreditado que él fuese la única persona capaz de cuidar de su padre y que no se había presentado ningún certificado médico que respaldara la incapacidad de su madre para hacerse cargo.

Esta respuesta dejó perplejo a Felipe, quien no comprende por qué no se le ha concedido la exención electoral. "No lo entiendo, la ley está escrita pero no saben interpretarla. Entiendo que sea obligatorio pero ¿qué hago con mi padre? ¿Y con mi trabajo? Es lo que nos da de comer", cuenta Felipe.

Y es que la preocupación de este ganadero va más allá de no cumplir con su jornada durante un día. El problema es que su explotación es de vacas de alta producción, "un día sin ordeñarlas hace que enfermen y que, la mayoría, vayan a morir. ¿Y después qué hacemos?, ¿Quién lo va a pagar?" Preguntas a las que no encuentra ni respuestas ni soluciones ya que contratar a alguien es imposible. "No encuentras a nadie que te venga a trabajar a una granja. El trabajo es muy duro. Yo no cuento horas, trabajo todo el día hasta terminar. Y cuando termino, sigo trabajando en mi casa”.

Lo único que le queda a Felipe es seguir luchando en otro intento desesperado por persuadir a la Junta Electoral de que le otorguen la exención. Solo espera que puedan entender que Felipe lucha cada día por mantener en la balanza el equilibrio entre sus responsabilidades familiares y su trabajo trabajo en la granja. Y que, en un solo día, puede tirar por tierra todo su trabajo. “Sin mi esto no funciona, ni en el trabajo ni en casa. Tienen que entenderlo”.

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