Parkinson

El Parkinson, una epidemia que no esperábamos: "Por diagnosticar antes a una persona no la voy a curar"

Un estudio apunta que la cera del oído podría ayudar a detectar el Parkinson. Te contamos todo sobre esta enfermedad.

Imagen de archivo

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El Parkinson es la segunda enfermedad neurológica más común por detrás del Alzheimer. Afecta a más de 160.000 personas en España y su incidencia aumenta año tras año. Sin embargo, sigue siendo una gran desconocida y muy estigmatizada.

En la encuesta de WhatsApp de la Newsletter de la semana pasada, decidisteis que investigásemos sobre un estudio en el que se apunta que la cera del oído sirve para detectar el Parkinson, así que, dicho y hecho. Para ello, hemos contactado con Pilar Sánchez, neuróloga responsable de la unidad de Trastornos de movimiento del Hospital Puerta del Hierro, y con Alicia Campos, directora de la Federación Española de Parkinson.

Teniendo a estas dos profesionales con nosotros no nos limitamos a preguntar solo por el estudio, que también, sino que hemos querido conocer un poco más esta enfermedad para la que, hoy por hoy, no hay cura. Y para ello, comenzamos, por el principio, ¿qué es el Parkinson? Para ello, la doctora Sánchez nos lo explica de una forma sencilla: "Es una enfermedad neurodegenerativa de la cual no sabemos el origen. Sabemos un montón de cosas de lo que ocurre en el cerebro, pero no cuál es la chispa que desencadena todo. Es un proceso en el que se mueren neuronas, pero de una parte muy específica del cerebro, que es la sustancia negra, que son las neuronas que producen dopamina, el neurotransmisor más afectado en la enfermedad de Parkinson, aunque se afectan muchos otros".

Al principio señalábamos que esta enfermedad estaba estigmatizada, pero ¿qué queremos decir con ello? La enfermedad tiene un montón de síntomas, entre ellos motores: "Fundamentalmente, la gente conoce el temblor, aunque no todos los temblores son Parkinson, la rigidez, la lentitud y hay un montón de síntomas no motores. Es una enfermedad neurodegenerativa en la que la edad de inicio es entre los 55-65 años, es decir, no es una enfermedad de mayores. Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer y hay algo que no preveíamos, y es que estamos en una especie de epidemia, porque se diagnostican más casos de Parkinson de los diagnosticados hace 15 años y, posiblemente no es solo porque estemos más pendientes, sino porque están ocurriendo otras cosas que no sabemos cuáles son que están aumentando la incidencia de la enfermedad" dice Sánchez.

¿Hacemos algo mal que esté provocando este aumento de incidencia? ¿Es nuestro estilo de vida poco saludable? Son preguntas que inevitablemente todos formulamos y para las que no hay una respuesta concreta: "Decir fácilmente que es el estilo de vida, probablemente es simplificar un poco las cosas, pero sí es cierto que estamos en la senda de intentar saber cuánto de la alteración de los mecanismos inflamatorios y de inmunidad están influyendo en que ocurra esa neurodegeneración", apunta Sánchez.

"Cada vez hay más información de mecanismos inflamatorios, de alteraciones de la microbiota, de factores de estrés oxidativo celular, de alteraciones de la inmunidad y de factores externos como, por ejemplo, los pesticidas. Desde siempre hemos sabido que la gente que utilizaba pesticidas tenía un aumento en la incidencia de Parkinson y ahora se sabe que la gente que vive cerca de los campos de golf, por los pesticidas que se usan en el riego, también tiene mayor incidencia, es decir, hay factores externos y factores internos".

Tanto Pilar como Alicia coinciden en que no hay dos Parkinson iguales. "Ni todo el mundo tiene los mismos síntomas, ni todo el mundo va a llegar a la misma situación", dice Pilar y Alicia añade: "El afrontamiento ante el diagnóstico va a jugar un papel esencial en cómo la persona gestione la enfermedad a lo largo de décadas". De ahí la importancia de una detección temprana.

Actualmente, el Parkinson se diagnostica de forma clínica, pero estudios como el que nos ha llevado a tratar este tema abren nuevas vías. Aunque el que nos atañe en concreto es "bonito" para la doctora Sánchez, pero "lo único que demuestra es que la cera de los oídos es distinta en personas con Parkinson que en grupos sanos".

Y explica sus peros ante la publicación: "Tiene varios peros metodológicos: uno, la edad media del grupo analizado de personas con Parkinson es de 65 años, pero la edad media del grupo de control de los sanos es de 45, esa brecha de 20 años habría que haberla ajustado porque es posible que, simplemente por edad, el sebo de una persona joven es distinto al de una adulta. Lo siguiente es que tienen 109 pacientes, pero no hablan del tiempo que llevan de enfermedad, por edad se deduce que llevan poco tiempo, con lo cual, como diagnóstico precoz, tampoco valdría" y señala: "Detrás de lo que está toda la comunidad científica no es de diagnosticar la enfermedad cuando ya ha aparecido, lo más importante sería poderla diagnosticar cuando aún no ha aparecido".

Profundiza la doctora en esta idea, "diagnosticar el Parkinson en etapas iniciales, es decir, cuando ya tienes síntomas es algo muy importante porque podemos iniciar los tratamientos de forma precoz. Los tratamientos de los que disponemos hoy en día que ninguno es curativo. Es decir, porque yo diagnostique antes a una persona con Parkinson no le voy a curar antes su enfermedad, esto no es cuanto antes lo diagnostique antes lo curo, y tampoco tenemos ningún tratamiento preventivo. No hay nada que enlentezca el desarrollo de la enfermedad, por tanto, hacer un diagnostico precoz vale para que las personas sepan antes cuál es su enfermedad, y eso quita mucha angustia de espera, de saber qué me estará pasando y para adaptar esos tratamientos a mejorar la calidad de vida'. En este punto Alicia coincide en que es "fundamental porque desde el momento que tienes el diagnóstico se puede empezar con el tratamiento más adecuado".

Y aunque ya hemos entendido que el Parkinson no se cura preguntamos ¿se puede frenar? La respuesta es no, pero Sánchez matiza: "Con pastillas no tenemos nada, pero tenemos algo en nuestro estilo de vida. Si hay una recomendación es el ejercicio físico con una intensidad y una frecuencia determinada, pero farmacológicamente no tenemos nada". Y ese ejercicio ha de ser aeróbico de alta intensidad 2-3 días a la semana, combinado con ejercicios de fuerza, "con hacer musculatura".

Y teniendo en cuenta que es una enfermedad crónica e incapacitante en la que las terapias juegan un papel importante queda una pregunta obligada, ¿es caro el Parkinson? a lo que Alicia no duda en contestar: "Es el gran caballo de batalla que cubren las asociaciones de Parkinson en España. El movimiento asociativo nace para cubrir esa laguna terapéutica, logopedia, fisioterapia etc. Si te rompes un tobillo te dan unas sesiones de fisioterapia, el Parkinson es crónico y evoluciona, siempre va a haber un abordaje en el tiempo".

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