Donación de órganos
Donación de órganos en España: cifras récord y razones para decir 'sí'
Sin donante, no hay trasplante. Es la realidad que todos debemos tener interiorizada y asumida. Para muchas personas, la única alternativa para seguir viviendo pasa por que otras donen una parte de su cuerpo. Todos jugamos en el mismo equipo . Hacerse donador de órganos debe formar parte de nuestras prioridades. El año pasado las donaciones posibilitaron hasta 6.464 trasplantes, la mayor actividad registrada nunca en España. Es el camino por el que avanzar, conscientes de que un donante puede salvar más de una vida.

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Cada vez que una familia dice “sí” a la donación de órganos en uno de los momentos más difíciles de su vida, está ofreciendo una nueva oportunidad a otras personas. Una decisión altruista y silenciosa que transforma el sufrimiento en esperanza. Para miles de pacientes en lista de espera, la única posibilidad de seguir viviendo depende de ese acto de generosidad.
En España, En España, la cultura de la donación está muy arraigada. Gracias a ello, en 2024 se alcanzó una cifra récord: se realizaron 6 464 trasplantes, lo que representa un aumento del 10 % respecto al año anterior. Esta cifra también supone una tasa de 132,8 trasplantes por millón de habitantes, la más alta registrada hasta hoy en el país. Y, sin embargo, sigue siendo necesario recordar lo esencial. La donación no ocurre sola. Hace falta un gesto, una voluntad, una decisión a tiempo.
¿A cuántas personas puede beneficiar una sola donación?
El doctor Fernando Mosteiro, coordinador de trasplantes del Complejo Hospitalario Universitario A Coruña (CHUAC), detalla con precisión lo que supone un donante para el sistema: “Un único donante puede beneficiar a siete personas. Es posible realizar un trasplante cardíaco, dos trasplantes pulmonares, dos trasplantes renales, un trasplante hepático y un trasplante de páncreas o intestino”.
El número de personas beneficiadas podría incluso ser mayor, dependiendo de si se consideran el páncreas y el intestino como órganos separados o una única opción terapéutica, en función de la compatibilidad y el estado de los receptores.
Además, como recuerda Encarnación Bouzas, coordinadora de trasplantes de la Axencia Galega de Doazón de Órganos e Sangue (ADOS), “el riñón es el trasplante más frecuente porque, a diferencia de lo que ocurre con los órganos vitales —hígado, corazón y pulmón—, los pacientes en diálisis pueden permanecer durante años en espera de un trasplante, con una buena calidad de vida”.
El impacto de una donación puede ampliarse aún más si se tienen en cuenta los tejidos que también pueden ser trasplantados —como córneas, piel, huesos o válvulas cardíacas—, capaces de mejorar la calidad de vida de decenas de personas más.
Un proceso contrarreloj
Para que todo eso ocurra, debe ponerse en marcha un engranaje sanitario de alta precisión. Los trasplantes no son solo una proeza médica, sino también un reto logístico. “Esto hay que hacerlo de una manera muy rápida y coordinada pues hay lo que se llama los tiempos de isquemia, que es el tiempo que tenemos desde que extraemos el órgano hasta que lo implantamos en el receptor”, explica Mosteiro. Y esos tiempos son especialmente críticos en los órganos torácicos, como el corazón o los pulmones: “No pueden superar las cuatro o cinco horas; si es mayor, los órganos no van a funcionar”.
Gracias a esa coordinación y a protocolos consolidados, el CHUAC ha conseguido recientemente una hazaña médica: “Hemos podido realizar hasta 10 trasplantes en un plazo de 36 horas”, detalla Mosteiro. Cada una de esas intervenciones representa una oportunidad de vida.
¿Quién puede donar y cómo se decide?
La legislación española se basa en el llamado “consentimiento presunto”: toda persona que no haya manifestado en vida su oposición a donar será considerada donante tras su fallecimiento. No obstante, en la práctica médica, siempre se solicita el consentimiento informado de la familia. ¿El motivo? Que sean ellos quienes manifiesten la última voluntad del fallecido.
Este procedimiento tiene implicaciones importantes. Aunque una persona lleve consigo un carné de donante, si su familia se opone, la donación no se hará efectiva. El carné no tiene validez legal. Para garantizar que la decisión sea respetada, existen las llamadas voluntades anticipadas o instrucciones previas. A través de ellas, cualquier persona mayor de edad, en pleno uso de sus facultades, puede dejar constancia de su voluntad respecto a tratamientos médicos, y también sobre el destino de su cuerpo, órganos y tejidos.
Lo que puedes hacer hoy
Hablar ahora con tu familia y tu entorno sobre tu deseo de ser donante es el paso más importante que puedes dar. En ausencia de una declaración escrita, serán ellos quienes tomen la decisión. Y hacerlo con claridad puede aliviarles una carga enorme en un momento ya doloroso.
Este acto de generosidad tiene un beneficio inmediato. No solo se puede donar después de fallecer. También existen las donaciones en vida, especialmente con órganos dobles como el riñón, o con parte del hígado. La ley española garantiza que estos procedimientos se realicen con todas las garantías, protegiendo los derechos de ambas partes, sin compensación económica y con plena libertad de decisión.
Una red que funciona, pero necesita de todos
España es líder mundial en trasplantes no solo por su sistema sanitario, sino por la implicación ciudadana. Sin embargo, el sistema necesita que todos asumamos nuestra parte. No basta con confiar en que otros lo harán. Decidir ser donante es decidir que la vida continúe, incluso cuando la nuestra termine.
Porque un solo “sí” puede cambiar destinos. Porque sin donante, no hay trasplante. Y porque hablarlo hoy puede marcar la diferencia mañana.
En un mundo donde tanto cuesta ponerse de acuerdo, la donación de órganos sigue siendo una de la forma más pura de generosidad humana. No se puede comprar, ni vender, ni heredar. Se regala. Y en ese acto silencioso, alguien vuelve a vivir.
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