Estados Unidos

Estados Unidos dejará de financiar las vacunas contra la COVID-19 a partir de 2023, aludiendo a "falta de fondos"

La crisis por el dinero público se acentúa en Estados Unidos, que dejará de financiar las vacunas del COVID en 2023 por "falta de fondos". Quien quiera ponérsela, tendrá que pagarla por su cuenta.

El presidente de Estados Unidos Joe Biden

El presidente de Estados Unidos Joe BidenReuters

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El pasado septiembre de 2021, Estados Unidos advertía de un gran retroceso económico que requería elevar el límite de deuda. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, avisó de que el país podría sufrir consecuencias muy graves si no se tomaban medidas drásticas. Dicho y hecho: apenas un mes después, ya en octubre, Estados Unidos se quedó sin dinero público para lo que faltaba de año. Esto nunca había ocurrido en Estados Unidos, y era un aviso para los años siguientes.

2022 tampoco ha sido un año precisamente halagüeño para la economía estadounidense, por lo que el Ejecutivo de Joe Biden ya se ha apresurado a tomar medidas que contengan la deuda en 2023. Este miércoles, la Administración para la Preparación y Respuesta Estratégicas del Departamento de Salud de Estados Unidos ha comunicado que la Administración pública estadounidense ya no financiará las vacunas contra la COVID-19 a partir del 1 de enero de 2023.

Estados Unidos señala que es una medida tomada por "falta de fondos", de tal modo que todos aquellos estadounidenses que no se hayan vacunado a partir del 31 de diciembre de 2022, tendrán que pagarse la vacuna de su propio bolsillo. La "no financiación" también implica que no se proporcionarán vacunas que ya estén en stock a partir del día señalado, dado que ello requiere en un coste extra que la Administración no está dispuesta a asumir.

¿Qué ocurrirá con las vacunas aún disponibles?

El hecho de que aún haya vacunas disponibles también implica la pregunta de qué se hará con ellas si el Estado no está dispuesto a proporcionar su inoculación a los ciudadanos de manera gratuita. Aunque todavía no es oficial, se espera que todas esas vacunas sean adquiridas por los ciudadanos, que podrán pagar ese precio por las que aún tiene el país en stock, o a través de las empresas que sean de carácter privado y lleven nuevas vacunas a Estados Unidos.

Este episodio supone todo un fracaso de cara a los planes de Biden para conseguir la mayor tasa de vacunación del mundo, y que finalmente se ve más mermada de lo previsto por él y el resto de su Administración. También de cara a las elecciones legislativas de 2022, que se celebran el próximo mes de noviembre, y que son una cita clave para Biden, quien actualmente conserva la mayoría absoluta en la Cámara de Representantes y el Senado. Los sondeos, por el momento, no le son tan favorables como a él le gustaría.

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