Caso mediático

Así descubrió Carola García de Vinuesa que Kathleen Folbigg no mató a sus 4 hijos: "Cuando hay mutaciones como esta..."

La investigación liderada por esta científica española ha logrado demostrar que la madre acusada de matar a sus 4 hijos era inocente. Kathleen Folbigg ha quedado en libertad tras pasar 20 años en prisión. Pero... ¿cómo ha sido la investigación?

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Fue uno de los casos judiciales más sonados en Australia y acaparó horas y horas en televisión. En el centro de todas las miradas, Kathleen Folbigg. Sus cuatro hijos habían muerto entre 1989 y 1999 por causas naturales, según la acusada. Caleb a los 19 días, Patrick a 8 meses, Sarah a los 10 y Laura a los 19. Ninguno superó los dos años de vida y, tras un largo proceso judicial, fue condenada a 40 años de prisión por sus asesinatos.

Todo estaba en su contra, incluidas sus reflexiones en un diario personal aportado como prueba por su exmarido, pero ella seguía manteniendo su versión: era completamente inocente. A pesar de ello, en 2003 fue enviada a prisión. Se convirtió en la "peor asesina de Australia" y, ante los ojos de millones de personas, en un verdadero monstruo.

Nadie dudó por entonces del veredicto del juez y Folbigg ingresó en un centro penitenciario, donde ha permanecido 20 años. Hasta ahora. Una investigación liderada por la científica española Carola García de Vinuesa ha logrado demostrar que detrás de las cuatro muertes había causas naturales, concretamente causas genéticas. Una mutación de un gen provocó el fallecimiento de los hermanos en sus primeros meses de vida. Gracias a ello, la australiana ha recibido el indulto por parte de la gobernadora general de Nueva Gales del Sur, Margarte Beazley, y ha quedado en libertad.

"Ha sido muy bonito para mí, para mí equipo y para muchos otros científicos, aunque ha tardado mucho. Es increíble pensar que ha tardado 20 años, porque ya incluso antes de que hiciéramos el estudio genético había bastantes signos de que las muertes eran naturales", explica García de Vinuesa en una entrevista para Espejo Público, donde cuenta cómo se encuentra la víctima del mayor error judicial de Australia en sus primeras horas de libertad. "Cuando salió de la cárcel, me llamó un momentito y estaba muy emocionada, super feliz. Nos daba las gracias a mí y a todos los investigadores que hemos trabajado bastante duro estos años en su caso. Ella está muy contenta y bueno, pues a ver si puede empezar a vivir un poco, ¿no?", subrayaba la científica.

Así conoció el caso...

La española conoció este caso mediático a través de una estudiante. Por entonces, tan solo había como pruebas un diario en los que se podía interpretar que la madre de los cuatro fallecidos se autoinculpaba. Pero solo eso, una interpretación. A pesar de ello, Carola no se lo pensó y comenzó a investigar.

"Yo soy médico de formación y cuando en la primera conversación me mandaron el historial médico de los niños pensé que era muy raro que hubiese un infanticidio", asegura en el vídeo superior de esta noticia. "Cuando tienes enfermedades médicas frente a una situación que es casi más increíble... A mí me hizo pensar. También porque, coincidentemente, el mes anterior me habían referido un caso de una familia de Macedonia donde cuatro niños también habían muerto entre edades de veinte días y cuatro meses de edad y encontramos una causa genética".

Desde entonces, ella y un equipo internacional de 27 científicos comenzaron a investigar para dar con las causas reales de estas cuatro trágicas muertes. Con éxito. Sus conclusiones científicas han logrado reabrir el caso y, finalmente, conceder el indulto a Kathleen Folbigg tras 20 años entre rejas. En todos este tiempo, los prejuicios parecían imperar por encima de la ciencia.

Una mutación en un gen

Tal y como detalla la investigadora española en la entrevista completa, los cuatro bebés tenían una mutación en el gen CALM2, miembro de la familia de la calmodulina. Este codifica una proteína que se llama calmaolina y que es muy importante para que el corazón humano se contraiga de forma regular, sin arritmias.

"Cuando hay mutaciones como esta, es muy común que haya paradas cardíacas y muerte súbita. Aun así, cada muerte fue un poco diferente", cuenta antes de explicar las causas del fallecimiento de cada uno de los pequeños: "Patrick tenía una epilepsia severa y se murió durante un ataque epiléptico, Caleb murió muy jovencito, a los diecinueve días, y dos días antes el pediatra le había diagnosticado una laringomalacia porque había tenido problemas respiratorios desde que nació... La hija mayor tenía una miocarditis en la autopsia, una miocarditis florida, una inflamación del corazón que en sí mismo podía haber sido la causa de muerte", explica.

Sí es cierto que, en el año 2003, cuando comenzó el juicio contra Kathleen Folbigg, la ciencia no estaba tan avanzada. La propia Carola García de Vinuesa lo reconoce en esta entrevista. Las técnicas de secuenciación no eran como las actuales y, por entonces, era imposible pensar en los avances de hoy día. A pesar de ello, la médica insiste: todo era muy raro. Había muchos signos que apuntaban a que las muertes eran naturales.

"Hoy, con estas técnicas de secuenciación masiva, altamente paralela, podemos secuenciar en muy poco tiempo de una manera asequible genomas de forma que era impensable hace tiempo. O sea que, bueno, pues en este caso ha sido bueno para ella. La ciencia avanza. Cada vez tenemos más instrumentos para buscar causas genéticas de muerte", afirma.

La ciencia frente a la Ley de Meadow

La aplicación de la ley de Meadow ha sido utilizada en varios juicios de infanticidio. Está basada en una teoría de un pediatra británico que aseguraba que una muerte súbita es una trageida, dos son sospechosas y tres o más son asesinato hasta que se demuestre lo contrario. En el caso de Folbigg se imponía a la ciencia, pero no era el único. Hasta ese mismo año, 2003.

"La ley, de hecho, se desacreditó justo en el 2003 porque había otras mujeres condenadas que las indultaron, les anularon la condena... Se demostró que estaba basada en una estadística falsa. Hoy se sabe que si hay una muerte en la familia es más fácil que haya dos y sobre todo, si hay una causa genética, va a haber tres, cuatro y y todo el número que quieras", concluye la experta en esta entrevista en la que también habla sobre las confesiones en el diario incriminatorio y otros casos similares en todo el mundo.

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