El Gobierno ha admitido su preocupación por la repercusión económica y, concretamente, para la industria aeronáutica europea y española que pueda tener el accidente del avión militar de fabricación europea A-400M, siniestrado en Sevilla.
El A-400M ya está operando en Francia, Turquía, Reino Unido y Alemania
Fuentes del Ejecutivo han señalado la importancia económica que este avión tiene para la empresa Airbus y para la industria aeronáutica europea y han recordado además que lo utilizan ejércitos de varios países, en su mayoría europeos.
El A-400M ya está operando en Francia, Turquía, Reino Unido y Alemania, aunque en total hay ocho países que han realizado pedidos (los cuatro citados más España, Bélgica, Luxemburgo y Malasia). Desde el Gobierno se insiste en que la primera preocupación ha sido por las víctimas del siniestro, todos trabajadores de Airbus, pero después está la repercusión económica una vez que se conozcan las causas del accidente.
El Ejército alemán decidió suspender los vuelos de prueba de su avión de transporte militar del tipo A-400M tras conocer el accidente de Sevilla, y este domingo ha sido el Ministerio de Defensa del Reino Unido el que ha anunciado que suspende temporalmente las operaciones de sus aviones de este modelo.
Una comisión mixta de los ministerios de Fomento y Defensa se ha puesto en marcha para investigar las causas del siniestro, aunque ambos departamentos están también en contacto con el de Industria sobre los pormenores de este caso.
Fomento y Defensa se ha puesto en marcha para investigar las causas del siniestro
Las dos cajas negras del aparato, que registran datos y voces en cabina, ya han sido localizadas y puestas a disposición del titular del juzgado número 13 de la capital andaluza que investiga el accidente. Ambos registradores han sido hallados esta mañana por los miembros de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (CIAIAC) que se encargan de la investigación abierta por el Ministerio de Fomento.
El programa del A-400M, valorado inicialmente en unos 20.000 millones de euros, tuvo que ser revisado en 2010, cuando los siete países que participaron en su lanzamiento (Alemania, Francia, Reino Unido, España, Turquía, Bélgica y Luxemburgo) asumieron 1.500 millones suplementarios y Airbus, 3.000 millones.
El origen del A-400M se remonta a 1982, cuando cuatro empresas se unieron para desarrollar un sustituto para los veteranos aviones de transporte militar Hércules, fabricados por la estadounidense Lockheed.