Trabajo
Un salario mínimo en el sector pesquero, la propuesta de la Universidad de Santiago para atraer a los jóvenes
Un estudio, capitaneado por la Universidad de Santiago y encargado por el Parlamento Europeo, apela a esta fórmula para aumentar el atractivo de la profesión.
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Las largas jornadas laborales, mucho tiempo fuera de casa, empleo bajo duras condiciones meteorológicas o el desgaste físico con algunos de los motivos que llevan a los jóvenes a no ver nada de atractivo en el sector de la pesca. No es un empleo fácil y, además, los sueldos no acompañan al esfuerzo.
Es por esto, entre otros, que la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo, que analiza qué funciona y qué no en el sector, encargó a finales del año pasado la realización de un estudio que dibuje la situación actual, con el fin de decidir cómo abordar y garantizar un relevo generacional en la pesca.
Este informe, ya terminado, se ha elaborado por un equipo de investigadores liderado desde Galicia, con Sebastian Villasante y Arne Kinds, ambos de la Universidad de Santiago. Con el título 'Planes de formación y seguridad social para pescadores: situación actual y perspectivas de la UE', aconsejan a los veintisiete países de Europa impulsar un sueldo fijo, más allá de los ingresos que se obtengan en función de la productividad o de las capturas, para aportar una mayor estabilidad al sector.
Además, el salario mínimo ofrecería también otras prestaciones "como la de desempleo, o de enfermedad, o mismo accidentes laborales", hasta ahora inexistentes.
Casi la mitad de los pescadores europeos trabajan en la pesca costera artesanal y en ese sector hay 80.000 trabajadores que son autónomos económicamente dependientes, trabajadores por cuenta propia que no están cubiertos frente a los riesgos.
Además, y para seguir garantizando un relevo generacional, se propone también la formación de pescadores y que se agilice la movilidad de los trabajadores a otros países cuando así se requiera.
Pero, ¿de dónde sacar tal presupuesto? Desde la Universidad de Santiago se recomienda hacer uso de los fondos que se recaudan por las sanciones de pesca y financiar con ellos, por ejemplo, los paros de la actividad, en determinadas épocas del año, provocados por el cambio climático. Además, sostienen que se debería reconocer al arte de la pesca como una ocupación ardua y peligrosa, que ofrezca una jubilación anticipada.
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