Oficios artesanales

El pan de Cea se queda sin relevo generacional

En la villa ourensana de Cea, hay doce hornos que continúan elaborando el pan de manera artesanal siguiendo la tradición que se remonta al siglo XIII. Son doce obradores familiares que alertan de que no tienen relevo generacional.

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Antes de que salga el sol, la primera luz que ve Rosa es la lumbre que prende en su horno. Así comienza cada jornada en la panadería Calviño de Cea, en Orense. "Era de mis suegros y ahora nos ocupamos de ella mi marido y yo", explica Rosa.

Este es uno de los doce obradores que elaboran el pan de Cea "de manera artesanal, tal y como se hacía en el siglo XIII", señala Rosa. De hecho "es el horno privado más antiguo de la villa". Sin embargo, a pesar del orgullo que se le escapa al mostrarnos el que es su modo de vida, lamenta que tiene los días contados.

"No me refiero a este horno solamente, sino a todos. Son panaderías familiares, de larga tradición, pero eso se va a terminar perdiendo porque nuestros hijos no están dispuestos a recoger nuestro legado. Conocen el oficio y ven que implica mucho sacrificio para tener poca ganancia. Y me da mucha pena, porque se pierde el oficio pero también una forma de vivir en el rural. Necesitaríamos ayudas para evitar que esto ocurra", sentencia Rosa.

Llegan clientes hasta de Madrid y La Rioja

Mientras Rosa explica esto, la puerta de su panadería se abre constantemente. Atiende a sus vecinos por su nombre. "Nos conocemos todos". Esto es a lo que se refiere con el oficio y la vida en el rural: a la cercanía y proximidad del producto, de la tradición, con el pueblo y el consumidor.

Pero los de siempre no son los únicos que se acercan hasta aquí. Desde Madrid o desde La Rioja han llegado hoy a por sus piezas de pan. Un kilo de pan con denominación de origen que se vende a 3 euros. A ellos, que vienen de lejos, les sorprende el precio, pero más aún la elaboración que hay detrás.

Proceso de elaboración "laborioso y largo"

"Hacemos una hornada o dos cada día, en función de las ventas. En cada hornada sacamos unas 45-50 piezas de pan. Es un proceso laborioso y largo", adelanta Rosa.

"Primero hacemos la mezcla en la amasadora con la masa madre, harina, sal y agua. Durante una hora amasamos y después lo pasamos todo a la artesa, donde hacemos una gran masa y la pasamos a una cesta preparada con paños. Ahí la vamos a tapar bien y esperaremos una hora más para que crezca. Entonces la devolvemos a la artesa y la volvemos a trabajar antes de proceder al boleado. Para esto, vamos a extender una manta y un paño sobre la mesa. Ahí comenzaremos a dar forma a nuestras bollas y cuando las hayamos hecho todas, las cubrimos con otro paño y otra manta y las dejamos fermentar. Repetimos este proceso tres veces. A esto le llamamos tenda. Y de ahí, al horno, que lo hemos encendido a primera hora".

En total, el proceso de elaboración de una hornada de 45 piezas, le lleva unas 6 horas. "Y a esto hay que sumar otras 8 horas de trabajo para la venta y el reparto del pan".

Un oficio ancestral que ahora mismo no encuentra, en las nuevas generaciones, la dedicación y voluntad que requiere. Un oficio que ya pelea por sobrevivir.

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