Dos mujeres trabajando

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DIFERENTES ESTUDIOS LO ASEGURAN

Los expertos dicen que la brecha salarial entre hombres y mujeres se incrementa con la edad

Estas brechas se originan fundamentalmente en los complementos salariales en todas las edades. De estos estudios se desprende también que las mujeres promocionan menos que los varones y por ello también tienen peor nivel salarial.

La brecha salarial entre el hombre y la mujer se incrementa con la edad, según se desprende de las conclusiones de diversos estudios realizados por investigadores sociales de diferentes países que han estudiado las diferencias entre mujeres y hombres en la economía.

Los expertos han presentado los resultados de sus trabajos en la IX Reunión Científica COSME (subcomité de la Asociación Española de Economía encargado de evaluar y promocionar el estado de las mujeres dentro de la profesión económica), un foro que se celebra este 26 y 27 de mayo en la Fundación Ramón Areces, en Madrid.

Así, por ejemplo, Sara de la Rica, de la Universidad del País Vasco y FEDEA, ha estudiado las brechas de género en el mercado de trabajo español. Bajo el título 'Gender Gaps over the Life-Cycle in Spain', ha encontrado evidencias sobre la evolución de los diferenciales de género en el mercado laboral tanto en participación como en tasas de empleo y salarios.

"Al igual que en la mayoría de países de nuestro entorno, las brechas de género aumentan con la edad, y en consecuencia, a lo largo de la vida laboral", señala la investigadora, que añade que "incluso entre hombres y mujeres muy similares y que realizan trabajos muy comparables, la brecha salarial sigue mostrando un patrón creciente a medida que pasan los años".

"Además, esas brechas de género en salarios entre hombres y mujeres similares se originan fundamentalmente en los complementos salariales en todas las edades. Al mismo tiempo, las mujeres a lo largo de la vida promocionan menos que los varones hacia ocupaciones mejor pagadas, lo que explica parcial pero no totalmente ese patrón creciente de la brecha salarial con la edad", detalla.

Otro trabajo relacionado con los resultados de Sara de la Rica explica que "la escasa presencia de mujeres (y sus salarios más bajos) en la parte alta de la escala corporativa responde a que los hombres están 'demasiado' dispuestos a competir, mientras que las mujeres se apartan de la competición", según afirma Ernesto Reuben, de Columbia University.

Para ello, ha utilizado datos sobre graduados de un MBA de una de las mejores Escuelas de Negocios de Estados Unidos, la Booth School of Business de la Universidad de Chicago. "Entre los resultados más significativos destacan, en primer lugar, que el gusto por la competición explica el 10% de las diferencias en salarios por género, lo que supone más de la mitad que otras características", explica.

"En segundo lugar, aunque antes de cursar el MBA no existen diferencias, los individuos más competitivos tienen más probabilidad de comenzar a trabajar tras la graduación y mantenerse en industrias con salarios altos (consultoría, y en menor medida finanzas), lo que provocará que las diferencias persistan en el tiempo", añade Reuben.

Mujeres trabajando
Mujeres trabajando | Getty Images

Por su parte, Nagore Iriberri, de la Universidad del País Vasco --en un trabajo conjunto con Pedro Rey-Biel-- ha probado que "la presión competitiva afecta de manera diferente a chicos y chicas desde la escuela".

En el estudio utilizan datos de cerca de 40.000 estudiantes de entre 10 y 17 años que compiten en Madrid demostrando sus habilidades en el área de matemáticas. "Los resultados muestran que a pesar de que chicos y chicas tienen una nota de Matemáticas similar en la escuela, la brecha en el rendimiento aumenta al avanzar de la primera fase de la competición (a nivel de escuela) a la segunda (a nivel regional).

Interpretamos estos resultados a la luz de las diferencias de género en respuesta al aumento de la presión competitiva, y concluimos que la presión competitiva afecta de manera diferenciada a chicos y chicas", explica Iriberri.

Mientras, Claudia Olivetti, de Boston College, ha presentado un trabajo en el que encuentra que la carrera profesional de las mujeres contribuye a reducir la probabilidad de divorcio. "Un nivel de ingresos más alto de la mujer permite una mayor flexibilidad en la negociación con la pareja", resume.

Para llegar a esta conclusión ha utilizado una base de datos que observa a varios cientos de parejas casadas durante 20 años. Los resultados son consistentes con la predicción del modelo: "Las parejas en las que la mujer tiene una mayor participación en el mercado laboral durante el matrimonio tienen probabilidades de divorcio más bajas".

¿Madre ama de casa, hija ama de casa?

Mientras, Jesús Carro, de la Universidad Carlos III, ha estudiado en qué medida el hecho de que la madre trabaje afecta a la probabilidad de que las hijas lo hagan, separado del efecto de otros factores. "El resultado del estudio nos dice que si la madre trabaja en el mercado, la probabilidad de que su hija también trabaje aumenta en alrededor de 30 puntos porcentuales, que interpretamos debido a la transmisión dentro de la familia de preferencias y creencias respecto a la participación laboral de la mujer.

Esta transmisión ha sido un posible catalizador de las importantes transformaciones ocurridas en el mercado laboral en el siglo XX, acelerando la incorporación de la mujer al mercado de trabajo", indica.

Por su parte, Edith Sand, del Banco de Israel, ha encontrado particularmente preocupante la desequilibrada proporción de mujeres que eligen carreras intensivas en ciencias y matemáticas. Por ello, investiga el impacto que los sesgos de los profesores de primaria pueden tener sobre las elecciones futuras de sus estudiantes.

Se ha fijado en la diferencia entre la nota asignada por el profesor y la resultante de una evaluación externa y ha analizado si hay profesores que sistemáticamente penalizan a los hombres o las mujeres. Después, ha analizado cómo el sesgo de los profesores en primaria afecta las decisiones de sus niños en el futuro.

"Los resultados muestran que los profesores que favorecen a los hombres inducen un mejor rendimiento futuro a sus alumnos varones, pero generan el efecto contrario sobre las mujeres, que tienen peor rendimiento futuro en esas asignaturas y eligen menos esas asignaturas y las carreras que de ellas se derivan", concluye Sand, entre algunas de las conclusiones que se han dado a conocer en la primera jornada del foro.

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