El único arrecife artificial que existe en España se encuentra en Valencia y se colocó hace dos años. Ya está totalmente integrado en el paisaje subacuático donde a su alrededor se ha desarrollado fauna y flora marina y esto atrae cada vez a más aficionados del buceo.
Donde anteriormente se encontraban bloques de hormigón, ahora hay ecosistemas marinos. La espectacular transformación que han sufrido los arrecifes artificiales en tan solo dos años se encuentran sumergido a tres metros de profundidad y a 180 metros de la orilla en una zona habilitada para el baño.
En este entorno, cuya extensión ya alcanza los 150 metros y que se ha llenado de vida, nos podemos encontrar doradas, caballitos de mar e invertebrados como sepias y pulpos.
Cumple un doble objetivo: por una lado, contribuyen a reducir la perdida de arena que sufren las playas; y, además, potencia los deportes acuáticos, ya que cualquier nadador puede acceder a él por encontrarse dentro de los 200 metros de linea de playa.
Está compuesto con materiales no agresivos con el medio ambiente. Además, sus diseños y texturas están adaptados a la flora y fauna. "No afecta a la estabilidad de la playa sino que incluso la protege", dice José Serra, catedrático de la Unidad de Puertos de la UPV. "Estamos intentanto plantear soluciones con mucha menos agresividad, mucho más ligeros, adaptables y más fáciles de instalar", añade.
