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Las cinco primeras preguntas que te harás si decides pasarte a la copa menstrual

Pasarse a la copa y dejar a un lado tampones y compresas no es una decisión fácil. La pereza y el rechazo a un contacto más directo con la sangre menstrual son dos de los motivos más frecuentes para desechar esta opción, pero una vez superado el prejuicio, es habitual que surjan preguntas. Damos respuesta a algunas de las más habituales.

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¿Es fácil de poner?

No. Al menos no las primeras veces. El prospecto que acompaña a la copa asegura que su introducción en la vagina es aún más sencilla que la de un tampón. No tenemos ni idea de qué tipo de tampones utilizan las redactoras de prospectos, pero a no ser que los suyos lleven un algodón de alambre de espino, están faltando la verdad. Conscientes de ello, alguna marca está optando ya por diseñar modelos con aplicador.

Tú misma comprobarás rápidamente que aquello no tiene forma humana de entrar si no lo doblas un poco, y mucho menos si, por cantidad de flujo o por edad, te toca utilizar una talla L. Incluso una vez doblado, tendrás que hacer un poco de fuerza para facilitar su acceso, y sin duda te resultará molesto. Eso sí, una vez dentro, te olvidarás por completo de que lo llevas.

Si tienes duda de cuál es tu talla o prefieres disponer de un tamaño adecuado a cada momento del ciclo menstrual, algunas marcas realizan el envío en dos tamaños diferentes.

De hecho, al principio, más complicado que ponerla es quitarla. No es infrecuente que la copa haga vacío en el interior de la vagina y se resista a salir por más que tires de ella. La primera vez que te pase, muy probablemente te dará un vuelco al corazón. No te preocupes: aprenderás a pegarle un pellizquito a la silicona antes de tirar para que el aire acceda y la extracción se produzca con facilidad (aunque no la hará menos molesta, para qué nos vamos a engañar). Y mientras aprendes, existen opciones para principiantes que vienen con un pequeño anillo de extracción.

¿Es desagradable cambiarse?

Para responder a esta pregunta hay que diferenciar a dos tipos de mujeres: las que sienten asco de su propio flujo menstrual y las que mantienen una relación cordial con su naturaleza. Debemos imaginar que, en cada cambio, se extrae del interior de la vagina un pequeño cono de silicona lleno de sangre, que es necesario lavar para volver a introducir y seguir con el día. En ese proceso es frecuente mancharse un poco las manos, pero si se vierte el contenido con cuidado en el retrete, no tiene por qué surgir ningún imprevisto desastroso. Por supuesto, es mucho más cómodo realizar el cambio en el baño de casa, para que puedas hacerlo sentada y el riesgo de mancharte sea mínimo.

Hasta hace no mucho, lo habitual era estilizar la copa en un cazo con agua hirviendo durante dos minutos, un proceso que para muchas resultaba desagradable, pues probablemente ese recipiente no volvería a usarse para cocinar. Por suerte, desde hace algún tiempo están a la venta esterilizadores que sencillamente se introducen en el microondas tres minutos.

¿Notará la gente el olor de la sangre acumulada?

A diferencia de la compresa, que concentra la sangre en el exterior y que, una vez seca, puede desprender mal olor, los tampones y las copas menstruales lo mantienen alejado en el Inter de la vagina. De hecho, al extraerla comprobarás que la sangre se concentra intacta, que mantiene un color vivo, como de recién salida; no hay oxidación y por lo tanto el olor es prácticamente inexistente.

Copa menstrual
Copa menstrual | iStock

¿Es compatible con el bikini y con ropa blanca?

No vamos a decir que es imposible mancharse, porque un descuido lo tiene cualquiera, y alguna gotita de sangre verás de vez en cuando. Pero si estás pendiente de que esté bien colocada y te cambias a tiempo, será probablemente uno de los métodos más fiables. De hecho, si quieres estar más tranquila, existen copas menstruales específicamente diseñadas para practicar deporte.

Cada vez que te la introduzcas, ayúdate de un dedo para examinar el contorno. Comprueba que esté completamente pegada a las paredes de la vagina, porque es frecuente que se quede un poco doblada, y la sangre encuentre un caminito hacia el exterior que nos dé el susto. Si no quieres arriesgarte porque la ropa que llevas es muy clara, siempre puedes compaginar tu copa menstrual con braguitas de protección menstrual.

Si tienes un flujo muy abundante, es probable que los dos primeros días la copa no te aguante 12 horas. Para esos días, existen copas de tamaño especial, con capacidad XXL. Sé rigurosa con las horas de cambiarte y no te arriesgues a manchar el bikini o la braguita.

Una cosa muy buena que tiene en la playa la copa menstrual es que con ella puedes despreocúpate: ninguna cuerdita rebelde hará una salida inesperada.

¿Se puede dormir con ella puesta?

Sí. Puede permanecer dentro de tu cuerpo sin necesidad de vaciarse y limpiarse hasta un total de 12 horas. Procura realizar ese cambio justo antes de irte a dormir, y nada más despertarte por la mañana.

Eso sí, ¡no vayas a dejártela puesta mientras mantienes relaciones sexuales! En ese sentido, funciona como un tampón: debes quitártela si va a existir penetración.

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