RESOLVIENDO DUDAS

¿Es cierto que fumar adelgaza? La ciencia tiene la respuesta

¿Realidad o mito? Nuevos estudios explican que las personas fumadoras acumulan más grasa en la barriga. Analicemos por qué se ha creído lo contrario durante tanto tiempo.

Mujer fumando

Mujer fumandoPexels

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Es parte de la naturaleza humana: hacemos algo que sabemos que no es saludable y buscamos motivos y excusas que justifiquen continuar haciéndolo. Es muy común a la hora de evitar el ejercicio y, por supuesto, con el tabaco también sucede.

Actualmente, pocos podrán decir que desconocen los perjuicios de fumar. Sin embargo, la gran adicción que produce convence a sus habituales de que este hábito, a cambio, ofrece beneficios. Una de las excusas favoritas junto a la de que "de algo hay que morir" es la de que dejar el tabaco adelgaza.

Por qué pensamos que fumar adelgaza

Este pensamiento es generalizado, principalmente, por 2 motivos:

  • Investigaciones antiguas

Estudios no muy recientes sobre el efecto de la nicotina sobre el cuerpo, como el que la revista Science publicó en 2011, aseguraba que la nicotina favorece una reducción del apetito. Bajo el sello de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, esta conclusión fue asociada a un aumento de peso tras la abstinencia. Sin embargo, hoy la ciencia aporta un componente extra a esta simplificación, y es que conocemos que, ante una ingesta reducida de calorías, el cuerpo tiende a acumular más grasa y, en consecuencia, provoca que engordemos.

  • Dependencia y ansiedad

Es verdad que un porcentaje elevado de exfumadores engordan en el proceso de abandonar el hábito. Esto es así, a grandes rasgos, porque comen más y peor. No hablamos solo de la ausencia de ese elemento que reduce el apetito, sino, sobre todo, de que esa dependencia de la nicotina obliga a silenciar la ansiedad con alimentos que nos ofrecen una satisfacción inmediata: ricos en grasas y en azúcares. No se trataría, por lo tanto, del efecto adelgazante del tabaco. De hecho, un estudio reciente concluiría justo lo contrario.

Cigarro
Cigarro | Unsplash

La ciencia asegura que fumar engorda la tripa

La Universidad de Copenhague ha publicado recientemente un estudio en el que destaca que los fumadores no solo no adelgazan, sino que estarían empeorando su composición corporal por culpa de este hábito. Concretamente, indica que los fumadores tienden a acumular más grasa abdominal que los no fumadores, y esto se produce independientemente del IMC (Índice de Masa Corporal).

Puede que fumando te ahorres alguna ingesta inadecuada, pero a cambio percibirás una acumulación mayor de peso en la zona de la tripa: hablamos de mayor cantidad de grasa abdominal, y también de grasa visceral.

Cuando nos basamos en la báscula para concluir cómo de gordos o delgados estamos, habremos obviado que la composición corporal nos ofrece un dato mucho más relevante. Incluso cuando existe una preocupación estética, no es lo mismo un 15% de grasa que un 22%, por mucho que el número de kilos totales sea menor en este segundo caso. Independientemente del peso, las personas con un mayor porcentaje de grasa van a tener, además, mayores riesgos de enfermedad cardiovascular.

Mujer midiéndose la barriga
Mujer midiéndose la barriga | Pexels

Ejercicio contra la grasa abdominal y visceral

Aunque la grasa en la zona de la cintura es complicada de perder, se pueden poner en marcha remedios para reducirla lo máximo posible. Estos tienen que ir encaminados a tener unos hábitos de vida lo más saludable posible, entre los que obviamente se incluiría no fumar, pero también hacer ejercicio y llevar una alimentación equilibrada.

El ejercicio físico más adecuado es aquel que supone un estímulo suficiente a la semana. La Organización Mundial de la Salud establece las pautas mínimas entre las que es importante destacar la necesidad del entrenamiento cardiovascular y de fuerza. La combinación de ambos favorece conseguir una composición corporal equilibrad, de modo que el porcentaje de grasa se reduce al mismo tiempo que el músculo se fortalece y tonifica.

Además, el ejercicio físico tiene grandes beneficios a nivel mental. Ayuda a evadirse y a reducir la ansiedad de dejar el tabaco, al mismo tiempo que pone en nuestras manos una herramienta saludable para cuidarnos también físicamente.

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