Refugiados hacen cola en la frontera entre Hungría y Austria,

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"NO ES UN CIERRE DE FRONTERAS"

Berlín defiende que los controles fronterizos se realizan por organización y seguridad

El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seiber, ha explicado que este control de fronteras no es un cierre ya que "algunos refugiados seguirán entrando". El motivo, según ha dicho Steffen Seiber, es por "seguridad" ya el Gobierno quiere saber "quién" entra y "cuál es su pasado". Así justifica Alemania su decisión de reintroducir los controles en su frontera con Austria ante la posibilidad de que el país reciba este año hasta un millón de refugiados.

El Gobierno alemán ha justificado con argumentos organizativos y de seguridad interna su decisión de reintroducir los controles en su frontera con Austria ante la posibilidad de que el país reciba este año hasta un millón de refugiados.

La medida, implementada mientras en Bruselas se celebraba un encuentro de ministros de Interior centrado en este tema, supone poner en entredicho la vigencia del tratado de Schengen, que cimenta la libertad de movimiento en el continente, un pilar básico de la UE.

Los controles han generado retenciones kilométricas en puntos fronterizos como Passau y Bad Reichenhall, así como cortes temporales en la mayor parte del tráfico ferroviario durante la madrugada, que sólo se han prolongado en la ruta entre la austríaca Salzburgo y la alemana Múnich por la presencia de personas en las vías.

En total se han desplegado a lo largo de los 801 kilómetros de la frontera 2.100 los agentes de la policía federal, que además de registrar a cientos de extranjeros, han arrestado a 30 presuntos traficantes de personas.

El portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, explicó que "la introducción de controles no es un cierre" de la frontera y que "algunos refugiados seguirán entrando", en relación a los que soliciten asilo en la frontera tras presentar su documentación.

Los motivos de esta medida, anunciada ayer por sorpresa por el ministro de Interior alemán, Thomas de Maizière, son de carácter logístico y organizativo, pero también por razones de seguridad nacional, matizó Seibert.

Berlín sólo pretende "un proceso más controlado" y pausado de entrada, indicó Seibert, mientras que Horst Seehofer, el jefe del Gobierno de Baviera, subrayó que los controles "permiten aportar orden a todo el sistema", aunque no sean la solución al problema.

Seibert admitió además que hay "razones de seguridad" y que el Gobierno quiere saber "quién" entra y "cuál es su pasado": "Las cuestiones de seguridad no se pueden dejar de lado cuando se trata de oleadas de cientos de miles", dijo.

No obstante, el portavoz subrayó que a Berlín le sigue guiando en esta crisis la "humanidad" y la legalidad, y que "Alemania sigue cumpliendo con sus compromisos humanitarios y legales", en referencia a la Convención de Ginebra, los tratados europeos y su propia Constitución.

Seibert agregó que Alemania actúa conforme a lo que "exige la situación" y negó que el Gobierno de la canciller Angela Merkel haya dado un giro brusco en su política ante la avalancha de refugiados, frente a lo que esgrimen sus críticos.

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