Covid persistente

Perder la voz, usar pañales, dormir con respirador… lo que les ha dejado el Covid 4 años después de pasarlo

El 10% de los afectados por Covid persistente han perdido su trabajo. Piden un registro de enfermos y que se reconozca su incapacidad

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Mar nos recibe en el salón de la casa de sus padres. Tiene 46 años pero ha tenido que regresar al hogar de su infancia. No puede mantenerse física ni económicamente. El Covid le ha expulsado del mercado laboral. Y eso que hace 4 años que lo contrajo. Tiene Covid persistente y permanecen síntomas incapacitantes: necesita un respirador por las noches, un andador para aguantar los paseos entre achaques de fatiga insoportable… y pañales: “tengo incontinencia urinaria por rebosamiento. Los músculos del aparato urinario no funcionan”.

"El virus se ha llevado todos mis órganos por delante"

Al margen de estos síntomas incapacitantes lo que preocupa a Mar es su situación laboral. Cuando el centro escolar en el que trabajaba cambió de contrata, no fue renovada. Después de 18 años trabajando en la misma empresa. La justicia ha reconocido el despido improcedente y le ha indemnizado con 6.000 euros. Pero según el INSS es apta para trabajar: “En un primer momento el INSS se pronunció con la incapacidad absoluta. Pero ahora dicen que he mejorado. Mantengo una paga de 500 euros pero dicen que puedo trabajar. ¿Quién me va a contratar con estos síntomas?” lamenta mientras muestra un grueso taco de informes médicos entre los que destacan unas ecografías: “El virus ha dañado mi aparato reproductor. Se ha llevado todos los órganos por delante. Además de los daños cognitivos. Sigo sin poder entender lo que estoy leyendo. Tardo horas en escribir un texto…

"A pesar de todos mis síntomas, el INSS me reconoce apto para buscar empleo"

Desde las Asociaciones de Afectados por Covid persistente piden un registro de enfermos que padecen estas secuelas incapacitantes y que se les reconozca la incapacidad total o parcial para desarrollar un trabajo que ellos ven en muchos casos inviable. A José el INSS le ha dado el alta y le ha reconocido apto “para buscar empleo”. Ha ganado en dos instancias sendos juicios por despido improcedente. Caminamos por un parque junto a él pero rápidamente necesita sentarse. La fatiga crónica le impide más esfuerzo que un paseo diario. “Contraje el Covid en mayo de 2021. Me despidieron el 31 de julio a las 13.00, cuando todo el mundo se iba de vacaciones”. Representa a la Asociación madrileña de Covid Persistente y asegura que estos enfermos llegan a presentar más de 200 síntomas, muchos de ellos imposibles de verificar, pues no existen biomarcadores. Vive de la familia, pues ya se le ha acabado el paro.

Más suerte ha tenido Luis Felipe. Y lo de “suerte” es una gran paradoja. 3 años después de contraer la enfermedad, sigue sin poder hablar. Finalmente pero tras mucho esfuerzo el INSS le ha reconocido la incapacidad total manteniendo el 75% de su sueldo. Por medio de Sonia, su mujer e intérprete, nos explica lo que tuvo que vivir: era recepcionista en el tanatorio de Talavera, un trabajo para el que la voz es fundamental. Ahora cruza los brazos resignado. Esperando que esa voz vuelva. Igual que todos estos afectados a quienes los médicos no saben decir si algún día desaparecerán estas dolencias.

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