Isabel Pantoja desahucia de Cantora al ganadero íntimo amigo de Paquirri

A mediados de los años 90, Isabel Pantoja vende una parte de Cantora a un amigo de toda la vida de Paquirri, Ángel Vilariño, para que desarrolle su actividad como ganadero. Según los entendidos, le vende la mejor parte de la finca para criar reses. Al no ser suficiente ese terreno para el aparcero, Isabel le alquila otra parte de la finca colindante. Un acuerdo que la cantante repetiría más tarde con otros dos empresarios, les rentaría otras dos zonas de la finca. Un negocio que le ayudaba a sobrellevar económicamente las grandes dimensiones y los importantes gastos que conlleva Cantora.

Durante 20 años, la relación con el primer ganadero, Ángel Vilariño, el que compró y luego alquiló, ha sido correcta. Pero todo comienza a torcerse cuando está a punto de vencer el contrato de alquiler. El fín del acuerdo coincide con todo el proceso del caso Malaya y de blanqueo de capitales, en el que la cantante está involucrada.

Isabel temiendo a lo mejor lo que se le podía venir encima, y probablemente que tendría que necesitar vender Cantora, decide no renovarle el alquiler. El ganadero no está de acuerdo, necesita el terreno para trabajar, para seguir cuidando de sus toros y vacas. Por lo que, a pesar de haberse rescindido el contrato, decide no moverse del terreno. Se queda en la parte de Cantora que le pertenece por venta y en la parte que Isabel le alquiló.

Comienza entonces una guerra entre el profesional del ganado y la tonadillera que acaba en los juzgados. Isabel Pantoja le denuncia por impago. No sólo se negó a irse de sus propiedades sino que le dejó de pagar. La justicia confirma la deuda y se pone del lado de la cantante  reconociendo el impago por parte del ganadero. El 25 de febrero el hombre recibe una orden desahucio donde le obligan a marcharse de los terrenos de Isabel Pantoja. Desde entonces el ganadero está fuera de la finca de Cantora.