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Todos los motivos por los que temerás perderte el regreso de 'Doña Bárbara' a Nova

Hace casi un año la noticia del fallecimiento de Edith González golpeaba a los aficionados a las telenovelas. Ahora, casi doce meses después, el destino, la casualidad o los programadores han querido que regrese a nuestras vidas a través de uno de sus personajes más recordados. 'Doña Bárbara' regresa a Nova y son muchos los motivos por los que temerás perdértela.

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La devoradora de hombres

Sin duda, 'Doña Bárbara' fue sin duda uno de los grandes éxitos de Edith González y probablemente uno de los primeros personajes que venga a nuestra memoria cuando la recordamos, junto a la Santa Mónica de 'Corazón salvaje'.

Han bastado algunas palabras y, sobre todo, algunos rostros para hacernos una idea de lo que nos espera con doña Bárbara. Que haya convertido a su marido en un alcohólico, que sea la amante del capataz de la finca de la competencia, que dispare sin despeinarse a quien le lleve la contraria, que haya rebautizado su hacienda como "El Miedo" son solo algunas de las pistas que nos hacen pensar que ya no queda nada de aquella adolescente que soñaba con un futuro con su amado Asdrúbal.

Porque fue una trágica noche cuando nació doña Bárbara. Cuando nació su rencor, su ambición, su odio, su frialdad… Y, sobre todo, cuando surgió su sed de venganza. Bárbara no ha olvidado ni por un segundo aquel aciago momento que cambió su destino y obviamente tampoco se han borrado de su memoria ni los rostros ni las identidades de aquellos salvajes. Y la nueva doña Bárbara no solo no olvida, sino que, además, no perdona. Y uno a uno va a buscar a sus verdugos porque tiene un objetivo vital fundamental: convertirse en la verdugo de todos y cada uno de ellos.

Pero a la vez que se cubría con una coraza con la que esconder su condición de víctima, doña Bárbara ha ido dejando a su paso todo un reguero de nuevas víctimas.

El primero fue aquel Lorenzo Barquero, que presumía ufano de haberla conquistado, pero que empezó a desaparecer en el mismo instante en que esa mujer apareció en su camino.

Además, tuvo una hija con ese marido al que arruinó, pero esa muchacha que pudo ser la mejor terapia a sus traumas del pasado, fue, es y será una víctima más de esa devoradora de hombres.

Porque si esa hija va a sufrir toda la frialdad de la doña, su vecino Santos Luzardo también va a conocer la mejor y la peor cara de esa mujer tan hermosa y seductora como peligrosa y traicionera.

Santos solo conoce su nombre y una buena lista de malas referencias, pero la doña ya ha demostrado porqué es la dueña y señora de la región. Doña Bárbara lo ha visto y ya ha decidido que ese hombre va a ser suyo. Hasta ahora se ha quedado con el ganado de los Luzardo, aspira a quedarse con la hacienda de los Luzardo. ¿Logrará quedarse también con el heredero de los Luzardo?

Ya intuimos la peor cara de doña Bárbara, pero ¿llegaremos a verla sin ese escudo de acero con el que se ha recubierto? ¿Queda algo de la dulce muchacha que fue en su interior?

Un doctor en los llanos

Doña Bárbara lleva años haciendo su santa voluntad en los llanos, pero ahora ha llegado un rival a su altura. Santos Luzardo (Christian Meier) es un “muñequito de ciudad” que tiene ante sí el complicado reto de resucitar una hacienda que huele a ruina por todas partes.

El objetivo del doctor era vender esa hacienda que esconde demasiados malos recuerdos. Pero también es el lugar en el que se entierran sus raíces y esa lucha interna va a ser la primera a la que se va a tener que enfrentar ese abogado que llegó de visita y puede terminar recuperando la hacienda Altamira como su hogar.

En ese reto no solo va a tener que hacer frente a sus demonios del pasado, sino también a la desconfianza de unos peones que no se fían de que un hombre acostumbrado a los libros, las corbatas y el asfalto pueda adaptarse a los caballos, la selva y, sobre todo, a lidiar con una fiera como doña Bárbara.

La doña ya ha sentenciado que le va a quitar el sueño al recién llegado. Y así ha sido. Santos aún no la ha visto, pero ya no puede dejar de pensar en ella. Y esa va a ser una constante en su nueva vida. Doña Bárbara quiere a ese hombre, pero ¿se dejará querer él? ¿se resistirá el doctor o será una presa más en las garras de la devoradora de hombres? ¿Será ese doctor educado, culto y atento capaz de resistirse a los encantos de esa mujer a la que ningún hombre puede rechazar? ¿Será ese hombre felizmente comprometido quien consiga que la doña se comprometa sinceramente? ¿Será Santos Luzardo capaz de sanar las heridas de Bárbara para hacer desaparecer a la doña?

Marisela, el verso suelto de doña Bárbara

Doña Bárbara va a poner sus cinco sentidos en lograr un acercamiento con Santos, pero no ha movido, no mueve y no moverá ni un meñique por acercarse a Marisela, la hija que tuvo con Lorenzo Barquero.

Si doña Bárbara logró sobrevivir gracias a los cuidados y atenciones de Eustaquia (uno de los grandes personajes de esta historia), Marisela (Génesis Rodríguez) es también una superviviente. Ha logrado sobrevivir al rechazo de su madre, al alcoholismo de su padre y a un entorno especialmente hostil con una atractiva muchacha.

La relación entre doña Bárbara y Marisela es prácticamente inexistente, pero ¿qué sucederá con la entrada en escena de Santos Luzardo? ¿Se convertirá en el héroe que reconcilie a madre e hija o será el causante de un distanciamiento aún mayor? ¿Cómo gestionará ese hombre serio y circunspecto el torbellino de emociones que esas dos mujeres van a despertar en él? ¿Y qué papel jugará Luisana, esa novia de ciudad que teme que ese viaje lejos de la civilización convierta a su correcto prometido en un campesino bruto?

El capataz y la maestra

Y para torbellino sentimental el que va a darse entre el capataz Antonio (Arap Bethke) y la maestra Cecilia (Katie Barberi). Esta va a ser sin duda una de las relaciones más intensas que se van a vivir entre las paredes de la hacienda Altamira.

De primeras parece un romance imposible. Antonio, pese a ser el mejor amigo de Santos, sigue siendo un peón y Cecilia es la tía del patrón. Y en ese entorno, la posición que cada uno ocupa en el escalafón social importa y mucho. Por si esto no fuera suficiente, Antonio es más joven que Cecilia y esa diferencia de edad tampoco ayuda a formar una pareja “como corresponde”.

¿Será capaz el tímido y rudo Antonio de derribar los muros que esa hermosa mariposa va a ir levantando a base de prejuicios y miedo al qué dirán? ¿se dejará seducir la respetable y angelical Cecilia por ese apasionado y atractivo peón? ¿Qué pensará Santos de la relación entre su amigo y su tía? ¿Qué papel jugará Lorenzo Barquero? ¿Peleará por su amor de juventud o dejará el camino libre a su joven rival?

Un sinfín de secundarios protagonistas

Si bien el triángulo entre doña Bárbara, Santos y Marisela y el romance entre Antonio y Cecilia se llevan una buena parte de la atención de esta historia, hay otra multitud de personajes secundarios que también van a captar nuestro interés.

Por un lado, tendremos el ejemplo de lealtad y fidelidad absoluta de Eustaquia y Melquiades hacia doña Bárbara. Pase lo que pase, haga lo que haga, ambos estarán siempre con la doña formando algo que podría calificarse casi como una familia.

Y para familia, los Sandoval. Melesio ha sido el hombre de confianza de los Luzardo durante varias generaciones y ahora ha cedido ese testigo a su hijo Antonio, que aparte de enamorar a Cecilia, también ejerce a la perfección el papel de mejor amigo, consejero y capataz de Santos. Y mientras Antonio lidia con los patrones, Melesio debe cuidar a esas cinco nietas, que hubiera preferido que fueran feas para no tener tantos dolores de cabeza.

Y entre sus dolores de cabeza están Carmelito, María Nieves y Pajarote, los peones de la hacienda, que, además de lidiar con el ganado y esquivar las trampas de doña Bárbara, también intentan conquistar a las muchachas Sandoval.

'Doña Bárbara' tiene como protagonista principal a una mujer herida que ha buscado en el rencor, el odio y la venganza el bálsamo a sus heridas. Sin embargo, la llegada de Santos puede marcar un punto y aparte en esa vida de sombras. ¿Será el calmante que la aleje del dolor para devolverle la sonrisa o, por el contrario, será el puñal que cause nuevas y dolorosas heridas?

Doña Bárbara defiende el uso de la fuerza y la violencia. Santos es un defensor de la ley y el diálogo. ¿Qué resultará del encuentro entre dos formas de enfrentar la vida tan opuestas? ¿Arrastrará doña Bárbara a Santos hacia el lado oscuro o será Santos quien devuelva a doña Bárbara a la luz?

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