Ojo, que no son iguales
¿Qué es un alimento procesado y un ultraprocesado?
Cada día lo escucháis con más frecuencia. Últimamente en cada conversación sobre nutrición sale esa terrible palabra. Además, viene asociada sin remedio a otras peores como “obesidad” o incluso “mala salud”. ¿Ya lo habéis adivinado? No podía ser otra: ultraprocesado.
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Conocemos la palabra, sí. Pero ¿conocemos lo que es realmente un ultraprocesado?
Para poder elegir correctamente los mejores alimentos, debemos conocer qué vamos a encontrarnos por los pasillos del supermercado. Así que vamos paso por paso.
Los primeros alimentos los llamaré… “los sin”. Pero no porque sean “sin” colorantes, ni conservantes ni nada de eso de lo que falsamente presume la Industria Alimentaria. Son “sin” porque son “SIN ETIQUETA”. En esta categoría se encuentran los alimentos que no llevan ningún procesado: la fruta, la verdura, la carne…
Sin ninguna duda son productos excelentes. Que no lleve etiqueta ni procesado no nos quita responsabilidad para saber lo que compramos. Debemos ir siempre a nuestro súper de confianza, preguntar a quien nos los vende y, por supuesto, comprobar que no nos dan gato por liebre. Recordad: si es demasiado bueno para que sea cierto, es que no lo es. Dentro de la industria, a estos alimentos los llamamos I Gama. Son alimentos perecederos y se estropean pronto.
A partir de aquí, todo el resto de los alimentos ya son procesados. La diferencia clave estará en ese procesamiento, en los ingredientes utilizados y en la calidad de este.
Entre ellos están los alimentos que llevan algún tratamiento. Puede ser para alargar su vida útil o mejorar e incluso cambiar, alguna de sus características. En este grupo estarían las verduras congeladas, los yogures, quesos… ¿Qué estoy diciendo que el queso es un alimento procesado? Pues sí, es un procesado. Y un yogur, leche, las verduras congeladas… o el pescado ultracongelado. No se queden ahí, las conservas tanto en lata como en bote. Podemos encontrar pescado, legumbres, verduras, caldos… a cual mejor. Se encontrarán aditivos en ellos ¿y qué? Ya veremos luego que el problema no es el aditivo sino el producto que están eligiendo. Todos y cada uno de los aditivos que se utilizan son seguros.
Todos son procesados y todos los fantásticos. Abusad de ellos, sin reparo. Es la mejor parte de la industria alimentaria. La que nos facilita la vida y hace que podamos comer fácil y variado cada día. Y, además: sano y seguro. Para los ritmos de vida que llevamos, no dudéis que es la mejor opción.
Pero claro, si todo fuera tan fácil no tendriamos el problema de obesidad que tenemos hoy en día. Y es que, entre tan buen procesado nos encontramos los ultraprocesados. Se elaboran a partir de varios ingredientes diferentes y de una calidad nutricional más que dudosa. Normalmente están listos para consumir, o ya vienen preparados o no necesitan un cocinado posterior. Las cantidades de nutrientes poco saludables como el azúcar, la sal o las grasas trans son elevadas. El problema real es ese, no los aditivos.
Un bollo industrial (ponga aquí el que le haya venido a la mente, da igual, son todos lo mismo) tendrá aditivos, sí. Pero es que ese bollo industrial sin aditivos será igual de incorrecto en un marco de dieta saludable. Como decía un buen amigo nutricionista, @Nutri_Daniel , echarle la culpa a los aditivos de lo insano de un procesado es como echarle la culpa de una borrachera a los hielos de una bebida con alcohol. La verdad es que no podría haberlo expresado mejor.
Os dejo aquí unos trucos para identificar la mayoría de estos alimentos:
- Suelen tener envases llamativos
- Suelen llevar promociones o regalos
- A veces están enriquecidos con vitaminas
- En ocasiones llevan varios embalajes
- Ponemos letras muy grandes destacando propiedades de alguno de los nutrientes. No hagáis caso a las letras grandes. Dad la vuelta al envase.
Ahora ya tenéis la información, en vuestra mano está la decisión. Ya no hay duda, los procesados pueden facilitarnos la vida y cada vez parece más claro que el abuso de ultraprocesados puede acortarla.
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