Me las veo negras para que coma variado y saludable en casa
Sin manual de instrucciones
Esta semana me gustaría comentar con vosotras algunas inquietudes que tengo con la alimentación de la pequeña.
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Realmente no es nada preocupante, pero me da mucho coraje que Anita sea tan exquisita a la hora de comer. También tengo que reconocer que a veces me cuesta alguna discusión con mi marido, el que la consienta tanto, y a veces me siento un poco como la mala de la película, es decir, como la persona que no le da todos los caprichos.
Posiblemente esto sea lo que más me afecta, porque me da mucha pena con la ilusión que nos pide alguna cosa, y a veces no se la doy porque no se puede acostumbrar a comer sólo ciertas cosas. Mi marido es mucho más blandito, y ella sabe perfectamente a quién tiene que pedirle las cosas.
Como es muy lista y sabe que a las "seños" en la guardería no las puede torear, allí si se lo come todo. Me dicen y me encanta, que siempre come muy bien y cada vez con más autonomía. Lo malo es cuando está casa, enseguida se dirige a la cocina y señala el armario de las meriendas, donde están los dulces de la casa.
La verdad es que en eso ha salido a su madre, nos encantan todos los dulces. A Anita en especial cualquier cosa que lleve chocolate, o "ATE" como dice ella. Pues ahora ha cogido la costumbre, que cuando le ponemos la comida o la cena y lleva dos o tres bocados o cucharadas, pide el postre directamente. Mira al armario y dice "BOBO y BIBE", que es su manera de decir quiero "el bollo y el biberón".
Me las veo negras para que coma variado y saludable en casa. Hago auténticos esfuerzos para que se lo acabe todo, o al menos casi todo. A veces la tengo que engañar un poco, pero es muy lista.
De momento puedo decir que no hay ningún día que me haya quedado a disgusto con lo que ha comido, costándome muchísimo, pero por otra parte también tengo que reconocer que "la briboncilla" es muy difícil que no se salga con la suya, y antes o después consigue su objetivo.
Me tengo que ir acostumbrando a sus apariciones en el salón con la cara llena de chocolate o con una magdalena en la mano, porque con tres hermanos y un papá que la consienten me parece a mí que la batalla la tengo perdida, aunque como mamá me tenga que enfadar con ellos por darle los caprichos.
Muchas gracias como siempre por seguir ahí y hasta la próxima semana.
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