Abrefácil, dicen, ¡JA!
Pero, ¿cómo se abre esto? Los envases de alimentos que más nos trollean
Ves una flechita dibujada en tu paquete de jamón york y tiras pensando que va a ser sencillo de abrir... Craso error, recopilamos cinco paquetes dificilillos de abrir
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"Abrefácil". Mientras tú lees esto y te peleas con un tetra brik de leche, el tipo que inventó esto vive en un resort de las Bahamas (todo el año) y no hace más que tomar zumos con abrefácil que OTRA PERSONA le abre. Ahí estás tú, dándole vueltas a ver por dónde le metes mano y sin entender del todo en funcionamiento mientras él, nadando entre billetes, aún recuerda cuándo se le ocurrió inventarse los envases "de apertura sencilla".
Porque, seamos realistas: hay envoltorios que parecen diseñados por nuestro peor enemigo y que, pese a lo que prometen, no son sencillos de abrir. Sobre el papel, parece que esa tira o que ese plástico van a ceder sin oposición pero los condenados se resisten como gato panza arriba. Vamos a hablar de cinco mecanismos diseñados por el maligno.
El sobre del plástico del queso en lonchas. Aunque parece que, con solo abrirlo, sacaremos el queso como nuevo, esto nunca sucede. Verán ustedes, primero hay que buscar el pliegue que hay que retirar para acceder al maravilloso producto lácteo. Entre que lo encontramos y no (esto es como el celo), el queso se va calentando y pegándose al plastiquerre. Al final, pegamos un tirón y lo que ocurre es que nos quedamos con unos trozos cuarteados de queso entre los dedos. Un drama.
La pestañita de la flechita. Basado en hechos reales: esta flecha aparece muy a menudo en paquetes de embutido o pizzas frescas. En el primer caso, el que escribe esto ha recibido no pocas veces una poco agradable duchita de líquido conservante que garantiza un perfume a jamón cocido en nuestra ropa todo el día. En el segundo caso, la flecha solo abre una parte y, al final, toca doblar la pizza -y cargársela, claro-para sacarla.
El abrefácil del tetra brik. Desde los 60 fastidiando la vida al personal. La promesa original de que con un simple movimiento de nuestros dedos haríamos riiiiis y accederíamos a la leche se ha quedado solo en eso, en una promesa. Como de grande habrá sido el 'fail' que, al final, las grandes marcas de leche han tenido que añadir al diseño tapones para poder sacar de manera facilona leche, caldo, vino o lo que sea... Y mientras tanto, te recordamos que el inventor está en las Bahamas, daiquiri en mano...
La cintita roja de las galletas. Si eres una de esas personas a las que les obsesiona que las galletas no se rompan (sí, yo lo soy, ¿qué pasa?), odiaréis con toda vuestra alma esa cintita roja que aprieta paquetes y que, al ser retirada, deja a su paso una ristra de migas. Parece mentira que, en pleno siglo XXI, nuestra felicidad galletera siga dependiendo de un minúsculo trocito de plástico rojizo.
La lata de conservas sin abrefácil. Teníamos que cerrar esta lista con algo que nos resulta incomprensible. No entendemos cómo aún puede existir esta línea de conservas que no nos lo ponen nada fácil. Solo podríamos llegar a comprender su existencia en un mundo lleno de cuñados con navajas multiusos que se ofrecen a abrirte esa lata de mejillones como salida del túnel del tiempo...
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