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¿DE VERDAD NOS SENTIREMOS MEJOR?

Limpiezas de colon, ¿de verdad son necesarias?

La fiebre detox ha alcanzado cotas insospechadas. Todo empezó con unos zumos, siguió con unos ayunos puntuales, después con unos ayunos más largos y ahora los pro de eliminar cualquier impureza de los intestinos como camino a la eterna juventud nos dicen que hay que hacerse limpiezas de colon. Este gesto tiene numerosos fans, pero... ¿de verdad funciona?

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Los fans de las limpiezas de colon aseguran que su efecto es inmediato: que te sientes más ligero nada más hacerlas, y es un gesto, dicen, que hay que incorporar a nuestras vidas por aquello de eliminar las impurezas de nuestros intestinos. Los detractores aseguran que insuflar agua a las tripas para "limpiarlas" de impurezas, cuando precisamente están diseñadas para liberarse de ellas de forma natural, es de las cosas más absurdas que nos ha traído el magufismo contemporáneo. ¿Quién tendrá razón? Todo indica que los segundos.

Existen diferentes maneras de realizarnos limpiezas de colon. Por un lado, las llamadas limpiezas naturales a base de zumos depurativos, o incluso los ayunos, que pueden alargarse durante días e incluso durante semanas. Existen también numerosos fármacos a la venta que permiten, dicen sus fabricantes, liberar los intestinos de las impurezas que supuestamente se quedan adheridas, aunque lo último en limpiezas intestinales son las que se realizan mediante un procedimiento ambulatorio. Se conoce como irrigación del colon y se realiza mediante un tubo que se introduce por el recto y que bombea agua al interior del colon. A través de la manguera, ese agua se vuelve a extraer, en un procedimiento equivalente a que nos hagan un enema.

Un hombre se mide la barriga
Un hombre se mide la barriga | Agencias

La frecuencia de las limpiezas va a gusto del consumidor, aunque hay usuarios que repiten y repiten al ser, a priori, un procedimiento inocuo, que consiste simplemente en llenar de agua nuestros intestinos para posteriormente vaciarlos. Hay veces que se prescriben tres sesiones seguidas para acabar de eliminar las impurezas del colon, para luego seguir con sesiones de mantenimiento cada seis meses o cada año, aunque al fin depende de cada profesional y de cada usuario. Lo cierto es que, pese a los supuestos beneficios que le atribuyen sus fans –que dicen sentirse mucho más ligeros y menos pesados cuando se la hacen– no existe ningún tipo de literatura científica que avale los resultados de esta práctica.

El organismo, de hecho, aseguran sus detractores, está diseñado para "autolimpiarse", si es que en realidad se debe utilizar este lenguaje para referirse al funcionamiento del cuerpo humano. El cuerpo tiene la capacidad de mantenerse depurado si se lleva una alimentación saludable, rica en fibra, si nos mantenemos hidratados y hacemos ejercicio con regularidad. Si aún así no conseguimos sentirnos bien, tal vez estemos llevando pautas incorrectas de alimentación que deberíamos revisar, algo que deberíamos consultar con un médico antes que realizar procedimientos de dudosa reputación científica cuyos beneficios no han sido demostrados hasta el momento.

Al parecer, el principio sobre el cual se basan estos lavados data del antiguo Egipto y se conoce como "autointoxicación": la creencia era que la comida al llegar a los intestinos comenzaba a pudrirse y generar toxinas. Esta idea fue desarrollada posteriormente por los griegos, que hablaban de los llamados cuatro humores: la bilis, bilis negra, flema y sangre y cualquier curación se basaba en lograr su equilibrio, una idea que imperó hasta el siglo XIX, cuando se comenzaron a tener en cuenta los virus y las bacterias.

La medicina convencional sostiene que las limpiezas de colon no son necesarias, ya que el cuerpo humano tiene sus propios mecanismos para eliminar las toxinas. Y que, en el peor de los casos, podrían llegar incluso a ser perjudiciales, especialmente entre aquellos usuarios que abusan de ellas, pues no solo aumentan el riesgo de deshidratación, sino que pueden perforar el intestino, aumentar el riesgo de infección y provocar cambios en los electrolitos, cosa que puede ser peligrosa para aquellos que padecen problemas renales, enfermedades cardiacas y otros problemas de salud.

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