RESTA CALORÍAS A TU PLATO PREFERIDO
Diez trucos para que tus croquetas sean light
La croqueta, nuestra querida croqueta… Un manjar que en un par de bocados inunda nuestra boca de sabor. Hemos de reconocer que es un placer calórico, pero aquí estamos para chivarte algunos truquillos para que el sentimiento de culpa no aflore si te pegas un buen atracón, o para que puedas consumirlas más a menudo.
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No comprarlas precocinadas
Esta es la regla de oro, ya que en este tipo de ultraprocesados suele haber muchos aditivos que no nos ayudan para nada. Además, todos sabemos que están muchísimo más ricas si las preparamos de forma casera.
Bechamel vegana
Una receta que puedes usar en infinidad de platos, más allá de las croquetas. Hay distintas formas de preparar la bechamel sin que sea tan calórica. Un ejemplo es la versión hecha de coliflor, que no contiene ni lácteos, ni harina, ni mantequilla. Prometemos que gustará hasta a los que no les atrae demasiado esta verdura. Necesitaremos media coliflor grande, un puñado de anacardos, 100 ml del caldo que nos quedará al hervir la coliflor, ajos asados (al gusto), aceite de oliva virgen extra y sal. Se tritura todo hasta lograr la consistencia deseada y ya la tenemos lista para hacer las croquetas. Si deseamos que queden más compactas, le podemos echar un poco de harina de avena o de garbanzo.
Hacerlas con leche desnatada o vegetal
Como sustituto a la leche entera, podemos poner leche desnatada o bebida vegetal. Tenemos que tener en cuenta que las bebidas vegetales son menos espesas que la leche de vaca, así que habrá que darles consistencia con más harina.
Hacerlas al horno
En vez de sumergirlas en aceite caliente, puedes hacerlas en el horno. No quedarán nada aceitosas y no tendrán ese sabor intenso de aceite. Un simple gesto que puede quitar unas cuantas calorías a esas croquetitas que tanto te apetecen. Recuerda darles la vuelta a la mitad de la cocción para que se doren uniformemente.
Hacerlas de verduras
Unas croquetas sin carne también pueden resultar riquísimas. Experimenta con las verduras que más te gusten, y puedes ir cambiando y crear tus propias recetas. Seguro que de ahí sale algo excepcional.
Usar aceite de oliva en vez de mantequilla
A la hora de hacer la bechamel, pon aceite en lugar de mantequilla, ya que así disminuirás considerablemente la carga calórica. Gestos diminutos pueden marcar una gran diferencia.
Comerlas con ensalada o verdura
La clave está en el equilibrio. Hazte un plato grande de ensalada o verdura antes de comerte las croquetas, así cuando llegue el turno de este plato ya habrás llenado gran parte de tu estómago, y no sentirás el deseo de devorar croquetas como un loco. Comer dos o tres croquetas y una buena ensalada, acompañadas de una pieza de fruta, no tiene por qué afectar a tu línea.
Rebozado más ligero
Otro truco es rallar tu propio pan integral, para aligerarlas también por fuera. Prueba con pan de centeno o de cereales, seguro que te sorprendes.
Más pequeñas
Es una forma de ‘engañar’ a tu cerebro, pero tienes que ser consciente, ya que si comes el doble de las que comerías normalmente no te va a servir de nada.
Hacerlas con legumbres
Sí, has leído bien, de legumbres. Esta es una manera poco convencional, pero igualmente riquísima. Las legumbres darán la consistencia necesaria para posteriormente poder formar la croqueta. Tritura unas lentejas o unas alubias y añádelas al sofrito. El procedimiento posterior es como con una croqueta normal.
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