¿QUÉ SIGNIFICA LA RETAHíLA DE E- QUE NOS ENCONTRAMOS EN LAS ETIQUETAS?
Aditivos alimentarios: verdades y mentiras sobre los temibles números E
Entender la etiqueta de cualquier alimento procesado que compramos en el súper es casi tan complicado como pilotar un cohete hacia Marte. A menudo desconfiamos de esas E seguidas de números de tres cifras cuyo significado creemos en poder de unos pocos, pero lo cierto es que a menudo son sustancias 100% naturales y tan inocuas como una hoja de lechuga.
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En pleno 'boom' de lo bio, del comercio de proximidad y de la alimentación consciente, cada vez somos más proclives a desconfiar de los alimentos procesados con un largo listado de ingredientes. Cuantos menos, mejor, dicen los gurús de la alimentación sana. Y es cierto que muchos productos que compramos tienen una gran cantidad de aditivos (sustancias que se añaden al producto, al no estar presentes en él de forma natural, con diferentes objetivos: potenciar el sabor, el color, la conservación, etc.), pero también es cierto que muchos de ellos, que suelen comenzar con una E seguida de un guión y algún número de tres cifras, son sustancias naturales que se añaden al producto y que son absolutamente inocuas para la salud.
Cabe destacar también, aunque haya quien desconfíe, que todas las E- y el resto de sustancias químicas que nos encontramos en los alimentos han pasado todos los controles sanitarios habidos y por haber por parte de la UE, si bien es cierto que algunos aditivos permitidos en la UE están prohibidos en Estados Unidos y otros países extracomunitarios y viceversa. En algunos casos la UE limita la cantidad de aditivo permitido (¿por qué la limitan si son inocuos?, preguntan los escépticos) y en otros las autoridades sanitarias permiten un uso ilimitado dada su absoluta inocuidad por más que su apariencia en la etiqueta del producto, con su flamante E y su enrevesado número, nos haga activar las señales de alerta.
Veamos que se esconde tras algunas de las E más populares.
-Hay, a grandes rasgos, seis grandes grupos de aditivos: colorantes (E-100-199), conservantes (E-200-299), antioxidantes y reguladores de acidez (E-300-399), estabilizantes (E-400-E-499), reguladores del PH y agentes antigrumos (E-500-E-599), potenciadores del sabor (E-600-E-699), Varios (E-900-E-999).
-De esta lista interminable de E, podemos distinguir dos grandes grupos: naturales y sintéticos.
-El E-306, por ejemplo, es un aditivo natural inofensivo que se extrae del aceite de germen de trigo, de girasol o de cártamo, y que solemos hallar en masas de harina, productos dietéticos o parafarmacia.
-Otro aditivo inocuo es el E-334 que no es más que un acidulante natural que se obtiene de plátanos, uvas y tamarindos. Curiosamente, lo hallamos en productos de cuya inocuidad solemos dudar, como refrescos, gaseosas, zumos embotellados y pastelería en general.
-Pese a que tendemos a asociar lo natural con lo inofensivo y lo sintético con sustancias perjudiciales, esto no siempre es así. Un ejemplo: en el apartado de los conservantes (los números E doscientos), la mayoría de aditivos son de origen sintético, pero pese a ello algunos, como por ejemplo el E-283, absolutamente inofensivos. Este aditivo se utiliza para prevenir moho, hongos y bacterias y solemos hallarlo en bollería y precocinados.
Hay otros, sin embargo, de origen natural como el temible E-285, actualmente prohibido por la UE pero legal en otros países, cuyo consumo es absolutamente desaconsejable. El E-285 se obtiene de los depósitos salados de lagunas salinas de California, Bolivia y Chile y es un conservante natural que todavía en algunos países está presente en latas de marisco y caviar. También conocido como bórax, es habitual también en la heroína.
-Uno de los aditivos más polémicos es el controvertido E-621, también conocido como glutamato monosódico, un potenciador de sabor presente en 'snacks', precocinados y comida rápida en general, una sustancia que potencia el llamado quinto sabor (umami), altamente adictiva y que nos invita a seguir comiendo. China es el máximo productor mundial de esta sustancia, muy presente en productos originarios de este país y en sus restaurantes. Pese a que la UE permite una dosis limitada de este potenciador del gusto, son muchos los expertos que recomiendan directamente no consumirlo. El glutamato monosódico en particular y todos los potenciadores en general (los E seguidos de seiscientos) son los más controvertidos, y muchas asociaciones de consumidores recomiendan evitarlos, pues, además, en general, están presentes en productos poco saludables.
-Colorantes como el E-100, el E-101 o el E-106 son 100% naturales y se obtienen de diversos alimentos (de la leche o los huevos en el caso del E-101, pese a que para su extracción se utilizan levaduras artificiales).
-Atención con los antioxidantes: encontrarnos en unas galletas con una retahíla de E no tiene por qué ser nocivo. Hay muchas absolutamente inofensivas para la salud, algunas naturales y otras sintéticas, que se obtienen de sustancias ricas en tocoferol. Algunos productos horneados y fritos, sin embargo, cuentan con unos discutible E-310, E-311 y E-312, que a diferencia de los inocuos E-304 o E-306, pueden tener efectos secundarios y los expertos recomiendan evitar. Se usan mucho en este tipo de productos por su resistencia a las altas temperaturas.
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