DÍA MUNDIAL DEL ACNÉ
Los tratamientos más adecuados para el acné durante el verano
En verano es cuando pasamos más tiempo expuestos al sol y por eso es importante cuidar la piel para no dañarla. Especial atención deben tener las personas que sufren acné y desde la clínica IMR proponen cuatro tratamientos para hacerle frente.
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El acné es una afección de la piel en la que aparecen granos, puntos negros, espinillas o bultos inflamados sobre todo en la cara. Esto ocurre cuando los poros se tapan a causa del sebo, las células muertas y, en algunos casos, bacterias.
Generalmente, aparece en la adolescencia y puede afectar a quien lo padece, como así corroboran los datos de la encuesta SkinData 2025, realizada por la clínica dermatológica IMR: al 40% de los adolescentes, el acné "le afecta negativamente a su autoestima", más de la mitad retoca las fotos que publica en redes sociales para disimular el acné y un 20% dice quedarse en casa si sufre un brote activo.
Pero el acné no solo es cosa de los adolescentes. A veces, puede surgir el llamado acné adulto en mujeres de entre 20 y 45 años y en hombres de entre 20 y 34 años.
Este 6 de junio, se conmemora el Día Mundial del Acné para concienciar a la población sobre esta dolencia. Por eso, ahora que ya está aquí el buen tiempo y el verano está a la vuelta de la esquina, vamos a fijarnos en cómo podemos tratar el acné durante esta época del año en la que estamos tan expuestos al sol.
¿Cómo afecta el verano al acné?
Desde la clínica IMR alertan de que debemos tener cuenta dos factores que pueden hacer empeorar el acné en verano:
1. Calor. Aumenta la producción de sebo y, por lo tanto, la obstrucción del poro.
2. Exposición al sol. Puede provocar inflamación y el "efecto rebote" (cuando los granos se secan, engrosan la piel y obstruyen los folículos pilosebáceos).
¿Cuál es el tratamiento adecuado para el acné en verano?
El Dr. José Luis Ramírez, especialista en dermatología médico-quirúrgica de IMR, plantea un tratamiento con cuatro fases:
1. Tratamiento médico oral y/o tópico
El doctor recomienda tomar isotetrinoína, un derivado de la vitamina A que reduce la aparición de sebo en una primera fase en la que "la testosterona actúa sobre la glándula pilosebácea".
Se trata de dar dosis bajas para "limpiar el organismo" del paciente y hacer más pequeñas las glándulas pilosebáceas; así, la testosterona no forme un quiste. Además, con estas microdosis, "aunque hace que el protocolo se alargue en el tiempo, el paciente no sufre" y disminuye al máximo los efectos secundarios.
2. Peeling con ácido salicílico
La segunda fase empieza cuando los quistes ya han aparecido y es cuando el experto sugiere un peeling a base de ácido salicílico. Primero se extraen los quistes y después se utiliza ácido salicílico de baja potencia para que no se conviertan en granos inflamados. Por último, se aplica un fotoprotector solar.
Esta técnica "ayuda a exfoliar la piel, promueve la renovación celular y mejora las irregularidades debido a su acción queratolítica y antiinflamatoria".
3. Terapia biofotónica
En los casos de pacientes con granos inflamados, se opta por la terapia biofotónica, es decir, aplicar un gel y una luz multiLED para desinflamar. "La fotobiomodulación hace que nuestro sistema de defensa, que son los linfocitos, deje de atacar al grano y la inflamación vaya disminuyendo", detalla el Dr. Ramírez.
Otros beneficios son que elimina las bacterias, repara los tejidos, estimula la producción de colágeno y evita las cicatrices.
4. Eliminar las cicatrices de acné
Los pacientes con cicatrices de hace algún tiempo son más difíciles de eliminar, pero existen tratamientos con diferentes tipos de láser para cumplir con este cometido: "Láseres fraccionales de erbio, láseres de luz pulsada, Ellipse, estimuladores o biostimuladores, con exosomas, con polinucleótidos...", explica el doctor, que añade que será el dermatólogo quien elija el mejor para cada caso.
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