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PRÁCTICAS SEXUALES

Cómo hacer menos doloroso el sexo anal

El sexo anal no debe ser doloroso si se hace bien, pero necesitamos conocer las claves para disfrutarlo.

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Existe mucha curiosidad en torno al sexo anal. Bien sea por el porno, o por el boca a boca, la realidad es que esta es una práctica mucho más extendida de lo que parece. El problema es que la penetración anal no es tan sencilla como la penetración vaginal, y la falta de educación sexual, seguir consejos no especializados o guiarse por películas de ficción lleva a realizar pruebas fallidas. En muchas de ellas el sexo anal, sobre todo cuando hay penetración, acaba siendo doloroso, y convirtiéndose en una mala experiencia. No tendría por qué ser así, si tuviéramos más información fiable al respecto y supiéramos como enfrentar esta práctica de la mejor forma posible.

El sexo anal, bien hecho, no duele. Pero no podemos ignorar que, en una mayoría de casos, sí que es doloroso” es la primera idea que pone sobre la mesa la sexóloga María Mas.

Los principales errores suelen ser tres: rapidez, falta de lubricación adecuada y no trabajar una dilatación previa. Es decir, que no se puede llegar y penetrar sin más, como sale en las películas. Si de verdad queremos realizar una penetración anal, todo lleva un proceso.

“No solemos tener en cuenta que es importante estimular, dilatar y preparar la zona. Además, el ano no lubrica en sí mismo, por lo que para disfrutar del sexo anal es imprescindible un buen lubricante”. Si esta es la parte más práctica, hay que tener en cuenta que no debe ser un proceso, digamos aséptico, porque la excitación y las ganas de llevarlo a cabo van a ser igual de fundamentales. “Es clave un nivel elevado de excitación para un buen disfrute y estar relajado/a; ya que de lo contrario los músculos de la zona perianal se contraerán con fuerza, impidiendo el placer”. Es decir, que es imposible disfrutar del sexo anal si no se trata de una decisión consensuada y que de verdad apetezca, y no de algo que se haga solo por satisfacer a la pareja.

La pregunta clave es, ¿cómo saber si realmente es algo que me apetece hacer si no lo he experimentado nunca? A este punto la experta recomienda autoexplorar antes de probar con la pareja, para poder decidir y para enfrentar la experiencia con menos nervios por la incertidumbre.

“Necesitas explorar tu propia sexualidad en esta zona anal. Ahora bien, esto no significa que debas coger un dildo y meterlo a la fuerza”. De esta forma, Mas apuesta por incluir la zona anal durante nuestra masturbación. “No ignores tus nalgas y toda la zona perianal, acaríciala y dale amor y placer. Ve poco a poco estimulando el ano, primero de forma externa, masajeando y poco a poco entrando. De menos a más”. Una vez nos hemos familiarizado con la zona, con sus sensaciones, profundidad, tacto, será más fácil usar algunos dildos o estimuladores con los que probar la penetración, bajo nuestro control, antes de dejar que controle la penetración nuestra pareja. Así podremos indicarle tiempos, ritmo, hasta dónde queremos penetrar, si aguantamos o no el movimiento, etc.

Si vamos a probar con nuestra pareja, será mejor contar con un lubricante específico, ya que no nos valdrán los mismos que para la penetración vaginal. “Los más recomendables son los lubricantes de base silicona, ya que por su formulación y su textura ofrecen mayor lubricación, deslizamiento y durabilidad del producto una vez aplicado. Es decir, no vas a tener que estar reponiendo de este lubricante cada dos por tres”, aclara. Sin embargo, algunos lubricantes de silicona no son compatibles con el preservativo. “Otra muy buena opción son los lubricantes base acuosa específicos para sexo anal, ya que están formulados para mayor duración. Por lo general, los lubricantes de base agua no dañan preservativos o juguetes. Pero tienen un hándicap y es que se absorben con facilidad por lo que tal vez tengas que reponer de vez en cuando”.

Asimismo, la experta recuerda cosas que nunca se deben hacer, como usar la saliva como lubricante, que no conseguirá el efecto deseado, u optar por lubricantes anestésicos. “Si no sientes tu zona anal, no podrás sentir si te está doliendo y te estás haciendo daño”.

Por último, pese a estas indicaciones, la sexóloga recuerda que la penetración es solo una de las formas de estimular esta zona erógena. Pero ni mucho menos la única. Lamer, acariciar, besar, o estimular con vibradores externos puede ser igual o más de satisfactorio.

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