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VAMOS A LA PLAYA, OH, OH, OH

Llegó el buen tiempo, ¡vivan los chiringuitos!

Hacemos un 'tour' por los chiringuitos más calientes de Barcelona. Recorremos Salt, La Guingueta y Escribà para darnos un homenaje al aire libre. Nos lo tenemos merecido.

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Si después de Montmeló, os topáis con esto, pues mira tú que bienCocinatis

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La llegada del buen tiempo hace que se levante el telón de la temporada de chiringuitos en Barcelona. Hacemos una ruta por los más potentes: con raciones de mucha calidad y ambientazo a todas horas. El uniforme oficial, con camiseta de tirantes, pantalón pirata y sandalias, es opcional.

Salt, el chiringuito sofisticado

Es el chiringuito sofisticado, que también los hay, por excelencia. Si decimos que está en el W Hotel ('dobeliu' para los que alardean de cosmopolitas, Vela para el resto), paraíso de la sofisticación más 'chic' en plena playa, entenderemos que Salt no es un chiringuito al uso. Es un restaurante con dos espacios: uno en la arena de la Barceloneta, donde empezar la velada con un cóctel (recomendamos encarecidamente su Green Tea Mojito, no sin antes advertir que entra como el agua pero lleva ron), y una terraza con vistas al mar con una carta la mar de saludable.

Salt es un homenaje a lo mejor de la cocina mediterránea con guiños internacionales, como demuestran platos como la ensalada de gambas con aguacate, hinojo y vinagreta de pomelo, las minihamburguesas de waygu con queso suizo y mayonesa de mostaza, el gazpacho de fresas con helado de aceite de oliva virgen o un delicioso arroz cremoso con setas salvajes, gambas y espárragos. Recomendamos pedir siempre al menos uno de sus ceviches, plato que se ha convertido en tendencia en los últimos tiempos, tanto el de atún como el de lubina y gambas, muy ricos. Después sólo hay que hacerse con otro Green Tea Mojito, descalzarse, cerrar los ojos y escuchar el rumor de las olas.

 

La Guingueta, bravas con estrella

Abrió en año pasado también en la playa de la Barceloneta, y se ha convertido en un 'must' del verano gracias a cosas como una barra de zumos y cócteles, una selección de 'hot dogs' que no consiguen desbancar a la hamburguesa pero ahí están, sandwiches, tapas, desayunos, bravas, y todo un surtido de cocina típica chiringuitera que apuesta por un producto de calidad. Porque detrás de La Guingueta se encuentra el chef Carles Abellán, cuya estrella Michelin por Comerç 24 no consigue anular su querencia irremediable a la cocina popular, que ha visto cómo en este chiringuito se cumplía uno de sus sueños: hacer una cocina sencilla, playera, todoterreno y para todos los públicos pero con un sello de calidad capaz de marcar la diferencia.

 

Escribà, no hay arroz que se le resista

Joan Escribà -ilustre apellido que ha marcado la tradición pastelera catalana y ha revolucionado el sector a través de la creación de postres estrambóticos, Ferran Adrià mediante- también es de los que disfrutan cocinando en la playa durante el buen tiempo. En esta ocasión en forma de paellas, fundamentalmente, en su Xiringuito Escribà, otro espacio de gran nivel gastronómico que no deja de reunir, y de eso es de lo que se trata, las características de un chiringuito playero. Los arroces son el plato fuerte de un local ubicado entre la Vila Olímpica i Selva de Mar, donde también encontramos cocina marinera y una carta de cócteles para poner punto y final a un ágape cuya sobremesa debe alargarse ad aeternum si es que sabemos disfrutar de los pequeños grandes placeres de la vida.

Y allí, con la única compañía del ronroneo de las olas al caer la tarde primaveral en Barcelona, podremos reflexionar con calma sobre lo divino y lo humano. Tal vez sea en este pequeño oasis frente al Mediterráneo, tras unas almejas a la marinera y un litro de sangría, donde adquiramos al fin la perspectiva necesaria para contemplar nuestras vidas desde la distancia, plantar cara a los tormentos y, quién sabe, empezar de cero sin mirar atrás. A lo mejo, en medio de toda esta calma, podamos descubrir también las necesidades del coche de Ferrari o intuir cuál será la clasificación final del Mundial. Todo es posible bajo el sol de Barcelona.

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