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10 consejos que hay que tener en cuenta

No metas los tomates en la nevera y deja el horno apagado: organiza tu cocina en verano

Igual que en verano toca darle la vuelta al colchón, es el momento de hacer algunos cambios en nuestra cocina para que las altas temperaturas no se carguen los alimentos. Atentos a estos consejitos.

¿Qué poner y qué no poner en la nevera en verano? ¡He ahí el dilema!

¿Qué poner y qué no poner en la nevera en verano? ¡He ahí el dilema!Flickr/Palmeto Cheese

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La cocina en verano es quizá el lugar menos apetecible de la casa para estar. ¿Quién quiere sufrir entre fogones cuando puede estar tan ricamente con una cervecita en el salón frente al ventilador? Además, hay otra cosa importante: con la calorina al alza la cocina se convierte en un campo de minas lleno de peligros y de un territorio comanche en el que hay que poner orden. ¿Qué os da pereza? Tranquis, ahí vamos con consejitos.

Más limpieza que nunca. Hombre, la cocina debería estar como los chorros del oro todo el año, pero en verano hay que extremar la limpieza para evitar que, al calor del verano, las bacterias se reproduzcan alegremente. Ojo a determinados utensilios como las tablas para cortar y con zonas como la más cercana al fregadero.

Hay frutas que sí y frutas que no van en la nevera. Con la llegada del ‘caloret’ tendemos a volvernos locos y a meter cosas en el frigo como si nos fuera la vida en ello. Pues bien, no todo tiene que estar refrigerado. Es el caso de los tomates, que se estropean bastante. O del aguacate, también muy socorrido para esta época y que vivirá mejor en el frutero.

Ojo con dejar las comidas cocinadas dormir al raso… Esa práctica habitual de dejar la tortilla de patata en la cocina (tapada con un plato) a la espera de llegar de una noche de marcha es más arriesgada que nunca en estas fechas. Todas aquellas comidas con huevo, mejor protegerlas en la nevera. Tampoco conviene jugárselo con platos de pescado o de carne, etc.

El aceite y el vino, a salvo. Aunque no reparamos en ello, muchas veces tenemos en la cocina botellas de vino y aceite que sufren los calores de los fogones. En verano, su padecer se duplica por lo que conviene trasladarlas a lugares escondidos de la luz.

No pongas el horno. Esto es un consejo que tiene más que ver con nuestro propio bienestar. No es de recibo poner el horno en verano: suelta mucho calor y se cargará la refrigeración de la casa. Mejor optar por utilizar el microondas (siempre que se pueda) o fomentar los platos fríos.

Vacía los cajones de debajo de la vitrocerámica. Si tenéis cajones debajo de la placa vitrocerámica, ojito: los alimentos que pongáis en ellos probablemente estarán pasándolas canutas por el calor todo el año. Y en verano, peor, claro.

Nuestro pobre chocolate. Esa tableta que guardamos celosamente para tomar una pastillita con el café puede pasar a estado líquido cuando el termómetro suba: es el momento de hacerle un huequito en la nevera.

Precaución al descongelar. La diferencia térmica entre la temperatura del congelador y la del exterior se agudiza en verano. Por eso, si queremos hincarle el diente a esas pechugas de pollo que congelamos en su día, mejor pasarlas del congelador al frigo. Tardaremos un poco más, pero el cambio de temperatura será más natural y la comida se deteriorará menos.

Sácalo un poco antes para que se atempere. Es verdad que hay comidas que se disfrutan mucho más a temperatura ambiente. Un truco puede ser guardarlas en la nevera y sacarlas un poquito antes para que cojan temperatura: estamos pensando, por ejemplo, en el jamón y el queso, que pueden, en caso contrario, sudar la gota gorda.

Cuidadín con la carne y el pescado. Si ya tienen una caducidad corta, en verano esta se reduce aún más. Solo con el traslado de la carnicería o la pescadería a nuestro hogar, bajo un solo de justicia, ya sufren de lo lindo. Una vez en la nevera, mejor ponerlos en los estantes de abajo, no vaya a ser que goteen y nos arruinen otros alimentos.

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