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Aquí se come bien. Punto

Can Boneta, una casa de comidas del siglo XXI

El espíritu de las tabernas en las que todos hemos comido bien parece haberse reencarnado en este establecimiento de la calle Balmes. De dimensiones modestas, es una centrifugadora de sabores clásicos presentados, en algunos casos, de manera sorprendente.

Estas albóndigas son la releche, lo prometemos.

Estas albóndigas son la releche, lo prometemos.Cocinatis

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El otro día repasaba con una amiga los platos de moda que han acabado por engullir a los tradicionales, los que llevamos comiendo toda la vida. Tartar vs. croquetas; carpaccio vs. albóndigas… Ha tenido que pasar toda una generación fascinada por el diseño para que los sabores de siempre, los que recordamos de la infancia, hayan vuelto por la puerta grande.

Bueno, grande o no tanto, porque las dimensiones de Can Boneta, un restaurante ubicado en la calle Balmes, son modestas, todo lo contrario que su objetivo, dar de comer bien (o muy bien), en base a una carta en la que todos encontramos platos reconocibles, pero a los que ellos aportan su punto personal.

Joan Boneta, chef del restaurante, puso hace unos meses en marcha este proyecto junto a su hermano Toni con la intención de que, en este restaurante primase la materia prima y el cariño en los fogones por encima de distracciones en forma de golpes de efecto innecesarios.

La carta se estructura en forma de medias raciones, lo que permite probar una buena cantidad de platos. Y hay mucho donde elegir… Sus mesas de mármol y su ambiente tradicional-puesto-al-día piden pedir el vermú, una versión del aperitivo en la que no faltan ni el sifón ni las patatitas ni las olivas acompañando al vino con botánicos.

También llaman la atención las croquetas de carne, que, en lugar de elaborarse con bechamel, se ligan con leche. Receta familiar, son unas croquetas cuando menos, diferentes, y que, además, están muy buenas.

En un restaurante que recuerda a las bodegas de antes no podría faltar un apartado dedicado a los platos de cuchara. Varían con la temporada, pero ahora se están arrancando con una crema de calçots ciertamente adictiva. Una vez que la pruebas, algo en tu cerebro –en el centro del placer, suponemos-, te impulsa a hundir la cuchara una y otra vez.

¿Se puede comer buena pasta fuera de los italianos? Pues claro que sí, demonios. En realidad, toda la vida han existido restaurantes caseros en los que el cocinero o cocinera de turno ejecutaba unos tremebundos macarrones o espaguetis. Pues bien, en Can Boneta siguen esta bella tradición con unos tagliatelle carbonara de morirte. La cosa tiene truco: la pasta la hacen ellos.

Y en el inventario de platos notables, hay que hacer referencia a unas albóndigas de carne con sepia, que conforman un jugoso mar y montaña. La salsa merece un punto y aparte: espesa, oscura y suculenta; a los que somos de mojar, ante algo como esto no damos abasto con las barras de pan.

Hay que hacer hueco al postre porque nos espera un clásico como el pijama… puesto al día. “Poner el pijama de antes ya no tiene sentido, porque no hay quién se lo acabe”, nos explica Toni Boneta. En la versión que se sirve aquí el flan se presenta en forma de crème brulée, el melocotón y la piña en almíbar toman forma de crema, y el helado de vainilla se reconvierte en un helado de roscón de Olot. Un broche perfecto y con sabor nostálgico para rematar un almuerzo en una auténtica comida del siglo XXI.

No nos olvidamos de la bebida. En Can Boneta apuestan por trabajar con bodegas cercanas y hacer una rotación de referencias cada cierto tiempo. Es decir, aquí no hay cartas de vinos kilométricos ni falta que hace: preferimos esta selección sensata que, en unos meses, será otra distinta, haciendo añicos la rutina. ¡Ah! Si están ustedes en la onda de tomarse un gin-tónic, no se corten: los preparan fantásticos y como en el caso de las raciones, tienen medias copas…

Can Boneta. Balmes, 139. Teléfono 932 18 31 93. Horario: Comidas, de lunes a sábado, de 13 a 15.45 horas. Cenas, martes y miércoles, de 20.30 a 23 horas. De jueves a sábado, de 20.30 a 23.30. Cerrado: domingo y lunes noche. Precio medio: 25 euros.

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