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SI NO TIENES LEVADURA...

Cómo hacer masa madre en casa con tan solo dos ingredientes

Si has decidido sacar tu lado repostero pero no encuentras levadura, te contamos cómo hacer masa madre en 5 sencillos pasos. La masa madre es un fermento natural hecho con harina y agua que sirve para hacer pan, así como multitud de bollos y comidas. Aunque el proceso de realización de la masa madre es largo, la elaboración es sencilla.

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En estos días de confinamiento por la crisis del coronavirus se está poniendo muy de moda hacer recetas de comida en casa que nunca antes habíamos hecho. En concreto, la repostería y la fabricación de pan casero se llevan el premio. Si quieres cocinar un pan realmente rico y artesanal sin recurrir a la levadura habitual, que escasea en los supermercados en los tiempos de coronavirus, te contamos cómo puedes hacer de forma sencilla la masa madre.

La masa madre, al contrario de lo que muchos dicen, no es tan complicada de hacer. Es cierto que lleva más trabajo y tiempo que añadir simplemente levadura, pero el resultado será increíblemente mejor y mucho más natural. Estos son los pasos que has de seguir para conseguir una estupenda masa madre para el pan:

Los ingredientes son:

1. Harina integral, ya sea de trigo, de centeno o de cualquier otro tipo de cereal. En cualquier supermercado la puedes encontrar, si es que no la tienes en casa.

2. Agua (a temperatura ambiente)

Día 1:

Coge un recipiente que tengas en casa, da igual que sea de plástico o de cristal, e introduce la misma cantidad de agua que de harina en él. Es importante que el recipiente sea más alto que ancho, ya que la masa terminará creciendo de más, y así evitaremos que se salga de su lugar.

Dependiendo de la cantidad que quieras hacer de masa, has de poner más o menos harina y agua; aunque si es la primera vez que haces masa madre, lo mejor será que añadas únicamente medio vaso de cada uno de los dos ingredientes. Una vez hayas realizado este paso, remueve ambos componentes hasta conseguir una mezcla homogénea.

A continuación, tapa el recipiente y déjalo reposar a temperatura ambiente durante un día entero, es decir, durante 24 horas.

Día 2:

Una vez hayan pasado las 24 horas de reposo, introduce en el recipiente medio vaso más de harina y otro medio de agua, así como una cucharadita de azúcar al gusto. Vuelve a remover la mezcla como hiciste el día anterior y déjalo reposar tapado otras 24 horas más.

Día 3:

Probablemente el color de la masa haya comenzado ya a cambiar gracias a la fermentación, esto es buena señal. Añade otro medio vaso de harina y de agua más, y repite el proceso anterior dejándolo reposar otras 24 horas.

Día 4:

El aspecto de la masa ya se puede notar diferente al del primer día. Probablemente se haya formado un líquido marrón en la superficie del recipiente, que deberás quitar cuidadosamente con ayuda de una cuchara.

Una vez hecho esto, añade otro medio vaso de harina, esta vez sin agua, y remueve hasta que todos los ingredientes se hayan mezclado correctamente. Tapa el recipiente y déjalo reposar unas últimas 24 horas más.

Día 5:

La masa ya está lista para fabricar nuestro propio pan. ¡Que aproveche!

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