Profesional sanitario en plena crisis sanitaria.

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Coronavirus

"In memoriam": La emotiva carta de un compañero de Vicente Sánchez y Julio Serra los sanitarios de emergencias fallecidos por coronavirus en Valencia

A veces escribir ayuda como desahogo para el dolor más profundo. Desde la tristeza absoluta el doctor Enrique S. Ballester Llopis, médico de Urgencias del Hospital de La Ribera en Valencia, escribe una carta a dos de sus compañeros fallecidos por el coronavirus. "In memoriam" es más que un homenaje, es un texto para la reflexión.

En resumen
  • "Es como, si al no hablar de ello doliese menos, y evitar así que uno de nosotros fuese el siguiente"
  • "Voy a volver a hablar de 'lo de anteayer', para que no quede en el olvido, para seguir haciendo visible que sigue muriendo gente"

Enrique S. Ballester Llopis es médico de Urgencias del Hospital de La Ribera en Valencia. Este lunes ha dedicado una emotiva carta a dos compañeros fallecidos en la lucha contra el coronavirus. Enrique se acuerda de Vicente Sánchez, médico del SAMU, y de Julio Serra, Técnico de Emergencias Sanitarias.

La misiva se titula "In Memoriam" y en ella confiesa el dolor personal, habla de la tragedia de los pacientes, de la lucha de los sanitarios y de su esperanza en que se corrijan los errores del pasado para evitar todos los contagios posibles de coronavirus.

"In memoriam": el texto de la carta escrita por un médico compañero de los fallecidos por coronavirus

Ésta mañana, de camino al hospital, he visto nacer el sol, y una sensación de tristeza, de honda tristeza, ha calado en mi interior. El recuerdo de nuestros compañeros Vicente y Julio ha empañado ése sol naciente, mi alma y ha ralentizado mi corazón.

La mañana en el servicio de urgencias no ha sido de las peores: hemos tenido tiempo para comentar los casos clínicos, tomar un café y comer un trocito de tarta que un paciente agradecido nos ha regalado, pero no hemos hablado de “lo de anteayer"…

Lo de "anteayer por la tarde": las sirenas de ambulancias y bomberos, los policías, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, administrativos, los pacientes y familiares a la puerta de urgencias. Las lágrimas, un minuto de silencio y sentidas palabras de recuerdo. No han pasado ni dos días del fallecimiento de dos compañeros sanitarios (dos más, entre cientos), y no hemos hablado de ello.

Al finalizar la mañana me he sentido mal, y he vuelto a casa, y sigo estando mal por no haber hablado de "lo de anteayer". Es como, si al no hablar de ello doliese menos, y evitar así que uno de nosotros fuese el siguiente en la lista de ése temido contagio que acabo con sus vidas y partió la de sus familias.

Pues he decidido que mañana voy a volver a hablar de “lo de anteayer", para que no quede en el olvido, para seguir haciendo visible que sigue muriendo gente, demasiada gente, buena gente: y entre ellos, compañeros sanitarios (y otros servidores públicos), que han estado en primera línea hasta que han caído, y creo honestamente que "alguien", y alguien con responsabilidad de gobierno (y no hablo de colores), les debería decir algo a sus familias y tienen la obligación de hacerlo porque así lo prometieron sobre la biblia o la constitución.

Decirle algo a sus padres, esposas, hijos y familiares, y también al resto de sus compañeros, para darles las gracias por lo menos y decirles que cuando pase toda ésta desgraciada crisis sanitaria y volvamos a la tan deseada normalidad, volverán a acordarse de Vicente y Julio, y de todos los que como ellos han muerto. Que “en su memoria” corregirán los errores que se han cometido, y quizás todavía se estén cometiendo, que reforzarán la SANIDAD en mayúsculas, ése derecho constitucional del que tanto se habla y tan poco se cuida, y que proveerán de los medios técnicos y equipamientos adecuados a sus profesionales, para poder ejercer con la mínima seguridad lo que mejor saben hacer: curar y cuidar, pero sin contagiarse ni morir en el intento.

Parece que el gobierno y la sociedad nos estemos acostumbrando al Coronavirus, que nos hemos customizado de Covid. Puede que nos estemos contagiando del virus atenuado de la frivolidad al hablar de la pandemia, y ya no reaccionamos cuando nos hablan casi con normalidad de curvas y picos de contagio, de muertes de sanitarios, policías, guardia civil, militares o servidores públicos, como simples víctimas colaterales de ésta guerra.

Nuestras vidas se han visto contaminadas por bailes del Covid, por fiestas y procesiones virtuales, por pasillos de honor y aplausos, que se difunden con ligereza por algunos medios de comunicación, y que en parte pueden justificarse por el rígido confinamiento que está guardando la ciudadanía, pero creo que deberíamos recordar más a menudo las cifras de contagios y muertes de profesionales de la salud, sin alarmismos pero tampoco sin minimizarlas: 20.000 contagiados por Covid19 que supone un 13.2% del total de los 152.446 pacientes positivos confirmados a fecha de ayer 8 de Abril.

Mañana voy a volver a hablar de "lo de anteayer", con mis compañeros y con la gente, a hablar para exigir responsabilidades a nuestros dirigentes (sin hablar de colores), y lo haré por todos los profesionales de la salud, pero sobre todo por vuestra memoria, Vicente y Julio, para que vuestras vidas y obras, no queden en el olvido.

La carta va firmada por Enrique S. Ballester Llopis, Médico de Urgencias del Hospital de La Ribera.