Fútbol

Gurpreet, el cadete del Arratia al que un árbitro le prohíbe jugar por llevar turbante

El club vasco se enfrenta a una sanción de 300 euros y tres puntos menos en la competición por abandonar el partido en solidaridad con su compañero.

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Gurpreet tiene catorce años, es originario de la India y ya va camino de su cuarto año jugando al fútbol en el País Vasco. Actualmente lo hace en el Arratia C. "El fútbol me da mucha adrenalina cada vez que juego", cuenta el propio Gurpreet, que tiene claro lo que siente cada vez que da un toque de balón en uno de sus partidos.

Siempre lo hace con la ropa de su equipación y un 'patka' que cubre su cabeza. Se trata de una especie de turbante que llevan los menores de edad que profesan el sijismo. "Lo utilizamos para proteger el pelo", dice el joven.

Nunca se quitan el 'patka'

Debido a motivos religiosos, estos jóvenes nunca se quitan el 'patka'. Forma parte de él, de su religión y del lugar de donde proviene -el Punjab-. "Gurpreet siempre viene a jugar con el turbante, nunca falla", afirma también Pedro Ormazabal, presidente del Arratia.

Siempre o casi siempre, ya que el pasado 21 de enero, durante un partido en Arrigorriaga, un árbitro le prohibió llevar este turbante. El colegiado le dijo a Gurpreet que, para salir al campo de juego, tenía que quitárselo. Según la interpretación del árbitro, el joven llevaba un gorro, algo que el reglamento de fútbol prohíbe en el juego.

Gurpreet lo tenía claro

Gurpreet todavía recuerda el momento, justo al comenzar la segunda parte, tras el descanso. Antes había estado calentando y no había tenido ningún problema, al igual que muchos otros partidos. "Pero no fue hasta que salté al campo cuando el árbitro se acercó", expresa el chico.

El joven lo tenía claro: él no iba a quitarse el 'patka'. Lo que el árbitro no sabía es que el resto del club y el quipo rival también estaban de acuerdo con el joven. Si Gurpreet no jugaba, ellos tampoco. Es por eso que decidieron abandonar el césped en mitad del partido.

Ante esto, la Federación Vizcaína ha tomado medidas. Ahora, el club, por un árbitro y un turbante, se enfrenta a una multa de 300 euros y el descuento de tres puntos.

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