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EN NICARAGUA

Golpistas pintan y atacan las iglesias de Nicaragua, además de herir a obispos de Diriamba

El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, llama a sus fieles a "no dejarse provocar", ante las agresiones sufridas, principalmente del Gobierno de Daniel Ortega, en medio de una crisis sociopolítica que ha dejado entre 277 y 351 muertos.

El cardenal de Nicaragua, Leopoldo Brenes, llama a sus fieles a "no dejarse provocar", ante las agresiones sufridas, principalmente del Gobierno de Daniel Ortega, en medio de una crisis sociopolítica que ha dejado entre 277 y 351 muertos.

Brenes "exhortó al pueblo a no contestar mal, no dejarse provocar, el arzobispo aseguró que el odio lo podemos vencer con el amor que Cristo nos da", informó la Arquidiócesis de Managua, en un comunicado. El cardenal nicaragüense hizo el llamado durante una "misa de desagravio por los actos irrespetuosos realizados días atrás por simpatizantes del Gobierno", especificó la Arquidiócesis.

La misa fue celebrada en la ciudad de Jinotepe, cuya parroquia fue casi totalmente destruida el 9 de julio, horas después de que Brenes, junto con el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, y el obispo Silvio Báez, junto con otros sacerdotes, fueron golpeados y heridos en la ciudad de Diriamba por grupos oficialistas.

Antes de las agresiones, y de otras profanaciones a templos católicos el Episcopado de Nicaragua había propuesto a Ortega adelantar a marzo de 2019 las elecciones de 2021, en su calidad de mediadores del diálogo nacional entre el Gobierno y la Alianza Cívica, para acabar con la crisis. "Me dolió que los señores obispos tuvieran esa actitud de golpistas", dijo sin embargo Ortega el 19 de julio, durante la celebración del aniversario 39 de la revolución de Nicaragua.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha responsabilizado al Gobierno de Nicaragua por "asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país", con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh), pero el Gobierno nicaragüense lo niega.

Los sacerdotes católicos "han caminado literalmente entre las balas, para salvar las vidas de los jóvenes", en ataques de las "fuerzas combinadas" del Gobierno, compuestas por policías, antimotines, parapolicías, paramilitares y grupos oficialistas, encapuchados y ataviados con armas de guerra.

El 58,5 por ciento de la población de Nicaragua afirma profesar la religión católica, según datos oficiales. Nicaragua vive la crisis más sangrienta de su historia en tiempos de paz, y la peor desde la década de los años de 1980, también con Ortega siendo presidente.

Las protestas contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, se iniciaron el 18 de abril, por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.