La comparecencia del expresidente catalán, Jordi Pujol, en el Parlament para dar cuentas sobre el dinero que ha tenido 34 años en el extranjero sin declarar, ha sido analizado por expertos en comunicación no verbal.
José Hermida, consultor de comunicación, cree que su estrategia fue impecable y que lo hizo muy bien, supo estar tranquilo cuando tenía que estarlo y estallar y parecer una víctima al final de las intervenciones, momento que es el más recordado.
Cuando Pujol entró en el Parlament tiene una estudiada puesta en escena para lanzar su primer mensaje. Mira hacia un lado, mira hacia el otro y avanza con paso firme para estrechar la mano de los que le reciben.
Hermida explica que en ese 'paseillo' Pujol trata de mostrar tranquilidad. "Mirad lo tranquilo que estoy, de modo que no vais a poder conmigo ya de entrada. Es un primer mensaje inicial. Por eso hace las cosas con calma, con ese aspecto de vaquero de 'Far West' entrando en el salón", explica.
Una vez ya en la sala, repleta de diputados catalanes y medios gráficos, la expectación es máxima por escuchar unas palabras, meditadamente redactadas, pero que no resuelven las incógnitas de qué ha ocurrido con el dinero. Pujol comienza su discurso: "puedo decir, rotundamente, que yo no he sido un político corrupto".
Hermida señala que "prácticamente está leyendo el texto, no hay nada emocional que esté incorporando, es una actitud normal, pero estratégicamente importante para destacar la importancia del tercer bloque, que es en el que estalla".
Habla de los millones de su padre, de su situación familiar y solamente habla de eso, preparándose para la parte más importante que van a ser las preguntas que le van a hacer en la siguiente fase, "que tiene perfectamente preparadas", añade Hermida.
Es cuando estalla, ante las preguntas de Sánchez Camacho y Albert Rivera, e interpreta su papel a la perfección.
"Él sabe que como este es el último episodio de su intervención, la gente se llevará el recuerdo de que el señor Pujol ha sido injustamente tratado, de que se le ha acusado falsamente y de que es una bellísima persona. Una interpretación magnífica", apunta Hermida.
Todo un actor enfurecido, que abronca pero no contesta. El expresidente se marchó sin responder sobre el origen de su dinero, si CiU se ha financiado ilegalmente con comisiones o si Mas era conocedor de la fortuna que amasaron los Pujol.