Propinas
El debate sobre las propinas: ¿Deberían ser obligatorias o son una manera de camuflar un trabajo mal pagado?
El debate está sobre la mesa. Aunque en España las propinas no son obligatorias, a menudo actúan como un "extra" simbólico por largas jornadas y sueldos bajos. Antonio Bustamante, CEO de Qamarero, y Carlos Manrique de Torres, abogado laboralista, nos aclaran su regulación y qué papel juegan realmente en el sector.

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Los bares forman parte de nuestra cultura. Salir a la calle, quedar con amigos, sentarte en una terraza a hablar de la vida, echarte unas risas y disfrutar del buen tiempo. Es algo muy nuestro, ya sea por la mañana para desayunar, al mediodía para el vermú, por la tarde para el café o por la noche para "lo que surja". Cualquier hora es buena.
Pero nada de eso sería posible sin los camareros, que son quienes sostienen el alma de estos lugares de encuentro. Ellos están ahí siempre y, muchas veces, con condiciones laborales muy mejorables. Y aquí es donde entra en juego un tema que suele pasar desapercibido, pero que da mucho que hablar: las propinas.
Entre el gesto voluntario y la necesidad encubierta
Dejar propina no es algo nuevo. El gesto tiene siglos de historia. En el siglo XVI, la aristocracia británica ofrecía pequeñas cantidades de dinero a sus sirvientes como forma de asegurar un trato más atento y un servicio más rápido. Con el paso del tiempo, esa costumbre se fue extendiendo y transformando, adaptándose a las distintas culturas y formas de entender el trabajo en el mundo de la hostelería.
Hoy, el concepto de propina cambia radicalmente según el país. En lugares como Japón, por ejemplo, puede incluso resultar ofensivo dejarla: se entiende que el precio ya incluye un servicio de calidad y que no hace falta ningún extra para que el camarero haga bien su trabajo. En cambio, en Estados Unidos, la propina es prácticamente obligatoria. No es solo una muestra de gratitud: es, directamente, una parte del sueldo. Si no la dejas, estás afectando de forma muy directa a los ingresos de quien te atendió.
Y es que en EEUU, muchos trabajadores de la hostelería tienen sueldos base tan bajos que dependen completamente de ese 15% o 20% que se espera que el cliente añada a la cuenta. Sin propinas, no llegan ni al salario mínimo. Así que lo que en origen era un "extra" se ha convertido allí en una necesidad. En España, el escenario es distinto. Aquí, la propina no está incluida en la cuenta, ni es obligatoria, ni hay una cifra establecida. Dejas lo que quieres (si quieres), normalmente redondeando la cuenta o dejando unas monedas. Es, en teoría, un gesto voluntario, una forma de agradecer un buen servicio. Pero hay matices. Muchos.
Porque aunque no esté escrito en ningún sitio, muchos camareros ya cuentan con esas propinas como parte de su ingreso mensual. No porque les encante la incertidumbre, sino porque muchas veces el sueldo no da para mucho más. Carlos Manrique de Torres, abogado especialista en derechos laborales y socio de Manrique de Torres Abogados, lo resume así: "La propina es algo eventual, no está garantizada, pero en la práctica sí que la tienen en cuenta. Sobre todo en locales donde hay un bote común y se reparte semanalmente o mensualmente, lo que al final genera esa expectativa casi fija de percibir un dinero extra".
El papel de las propinas en España
Y eso nos lleva al verdadero dilema: si dejamos propina, ¿estamos premiando un buen servicio o estamos tapando un problema estructural? ¿Estamos agradeciendo o estamos, sin darnos cuenta, compensando lo que no paga la empresa? Carlos añade que "el sector de la hostelería en España siempre se ha considerado precario. Son salarios ajustados al mínimo del convenio, jornadas partidas, días festivos, horas extraordinarias que no siempre se pagan, contratos temporales… Entonces las condiciones no suelen ser bastante buenas".
La diferencia con países como Estados Unidos es que allí todo el sistema está montado en torno a ellas. Los salarios base pueden estar por debajo del mínimo legal porque se da por hecho que las propinas lo compensarán. Aquí, al menos en teoría, el sueldo ya debería ser suficiente, y la propina simplemente un extra. Pero, en la práctica, muchos camareros confiesan que les ayuda a "llegar a fin de mes".
Antonio Bustamante, CEO de Qamarero, apunta que aquí en España "en términos generales es un bonus, no cuentan con ella per se". También observa que el sector está cambiando, aunque con desafíos: "Ojalá los restaurantes o los negocios de hostelería se enfoquen más en esa rentabilidad y puedan compartir esa rentabilidad subiendo esos salarios, pero en términos generales creo que la evolución es buena, porque creo que el sector en general es positivo, pero creo que también hay mucho trabajo por hacer ahí".
¿Existe una regulación?
Además, la falta de regulación genera incertidumbre. "Hoy por hoy no hay una regulación específica", advierte Carlos, lo que conlleva dudas: "si deben aparecer en nómina o no, si se reparten entre todos, si puede el empresario controlarlas…". Una regulación mínima, afirma, "evitaría esos abusos y al menos daría cierta transparencia sin desvirtuar, ojo, que la propina a día de hoy es voluntaria".
Aunque los camareros deben incluir en sus declaraciones de Renta las propinas recibidas en concepto de rendimientos del trabajo, Carlos señala que "tienen que ser declaradas obligatoriamente siempre que estén en nómina. Es decir, cuando intervenga el empresario. Si la relación de la propina es desde el cliente directamente al trabajador, no debe aparecer en nómina".
Antonio, por su parte, señala el cambio hacia lo digital como una oportunidad para mejorar la transparencia: "Con la trazabilidad del dinero electrónico, nuestra propuesta es usar la legislación que hay ahora mismo, pero que beneficie y sea también muy transparente en cuanto a los profesionales que te están atendiendo en la sala y que si tú, porque así lo decides, decides premiarlo con un pago en digital, lo puedes hacer".
¿Se podría implantar una propina obligatoria en España?
El modelo estadounidense, con su fuerte dependencia de la propina, no parece tener cabida en nuestra cultura. "Aquí culturalmente en España no es tan importante como en otros países. Está más asociado a lugares donde hay más extranjeros como la Costa del Sol o las Islas Baleares", apunta Antonio. "Creo que es cultural y que es difícil que en Europa se haga igual porque culturalmente tenemos una forma de verlo diferente", añade.
Además, para Carlos, el modelo americano rompe con un principio básico del derecho laboral español: "En concreto el de ajenidad. En España un trabajador que presta servicios en una empresa lo hace sabiendo que va a cobrar una cantidad fija… el trabajador no sabe cuánto cobrará a final de mes y depende de esas propinas. Yo estoy en contra de ese modelo, sobre todo porque genera incertidumbre a final de mes".
Carlos lo tiene claro: "No creo que sea buena idea obligar a nadie a dejar una propina de forma regulatoria, y creo que generaría muchísimos más problemas que beneficios". Y más allá de las propinas, hay mucho que mejorar. "Lo primero sería reforzar la inspección de trabajo para que se cumpla lo que está pactado en el convenio colectivo: jornadas, descansos, horas extras… Y a partir de ahí, mejorar los convenios, subir los salarios, limitar abusos de contratación parcial o mejorar la conciliación", concluye Carlos.
Sea cual sea la respuesta, lo que está claro es que el gesto de dejar unas monedas sobre la mesa encierra mucho más de lo que parece., y quizás ha llegado el momento de hablarlo con la misma naturalidad con la que pedimos la cuenta.
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