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Raúl, el espeleólogo que se juega la vida en pasos claustrofóbicos: "El gran problema está en tu cabeza"

Raúl Pérez se desliza por pasos y paredes tan estrechas que solo puede pasar su cabeza y un brazo: "La preparación psicológica es clave".

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Algunas personas, amantes de las emociones y del estudio de la tierra se atreven a jugarse la vida en lugares tan estrechos que apenas pueden pasar, que se abstengan los claustrofóbicos, da angustia ver deslizarse por las paredes a personas como Raúl.

¿Y por qué alguien decide vivir una situación tan angustiosa? Algunos por la mera experiencia pero otros se juegan la vida para estudiar la tierra y los terremotos, como Raúl, pone los pelos de punta verle ahí metido y escucharle.

Para la gran mayoría de personas pasar por un lugar tan tan estrecho es imposible, sin embargo, para los espeleólogos atravesar estos pasos es simplemente negociar las estrecheces, así lo llaman en su argot.

"El principal problema para poder pasar está en tu cabeza, la primera impresión de tu cerebro es decir 'por ahí no quepo'", explica Raúl Pérez, espeleólogo del IGME. Para Raúl este es su trabajo, tiene que monitorizar las cuevas para el estudio de terremotos.

"Tengo que prepararme psicológicamente"

En este caso es un paso vertical, la Sima murciana de Benis, a más de 200 metros de profundidad: "Cada vez que paso por ahí tengo que hacer una preparación psicológica, por esos pasos solo cabe mi cabeza y un brazo", dice Raúl.

Esa peligrosa fascinación ha hecho que proliferen canales de espeleología que nos sorprenden con lugares inhóspitos y claustrofóbicos: "Tienes que elegir en que lado pones la cabeza porque una vez que entras es difícil cambiarla", "hay gente que se quita la ropa y se embadurna de grasa", cuenta Raúl.

Algunos de los que se atascan en estos agujeros lo hacen por trabajo y otros por la satisfacción de acceder a lugares por los que nadie ha pasado.

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