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SEGÚN EL INFORME POLICIAL

Los padres de Asunta se negaron a reconocer el cadáver

Según un informe policial, los padres de Asunta, Alfonso Basterra y Rosario Porto, se negaron a reconocer el cadáver cuando la policía les comunicó que se había encontrado un cuerpo en una pista forestal cerca de Santiago. "No puede ser mi hija. Sigan buscando", dijo Rosario.

Los padres de Asunta habían puesto una denuncia por la desaparición de su hija y los cuerpos de seguridad del Estado buscaban en los alrededores de Santiago de Compostela. Cuando encontraron un cuerpo, se lo comunicaron a los padres para que acudieran a identificar el cadáver. Rosario Porto respndió: "No puede ser mi hija. Sigan buscando", mientras que Alfonso Basterra se limitó a decir: "Me voy a fumar".

Dos expresiones que quizás no tuviesen demasiada importancia si no se tiene en cuenta la situación en la que fueron pronunciadas. Domicilio de Rosario Porto en la calle Doctor Texeiro. Transcurren ya 4 horas desde que han denunciado la desaparición. No saben nada de su hija y un agente de la Guardia Civil llama a la puerta. Comunica que acaban de encontrar el cadáver de una menor en una pista forestal de Teo. les dice que el cadáver está en perfectas condiciones y que pueden acudir a intentar reconocerlo. La respuesta de ambos es negativa. Ni siquiera quieren salir de dudas. Pero lo que llama la atención a los agentes es que ni lo hacen ellos ni mandan a nadie de la familia ni amigos a que lo haga. No quieren comprobar si esa menor hallada muerta es su hija.

La conversación se produce en presencia de dos amigas del matrimonio. Rosario Porto dice que no puede ser Asunta. Alfonso Basterra, cabizbajo, se limita a decir que salía a fumar. La reacción sorprendió a los investigadoeres. En cualquier circunstancia, unos padres que han denunciado la desaparición de su hija ansían ver el cadáver mientras se agarran a la esperanza de que no lo sea. Aquello no era normal e inmediatamente la Guardia Civil trasladó al juez sus sospechas de que los padres tuviesen algo que ver en aquella muerte.

Inmediatamente, el instructor ordenó la presencia de dos abogados de oficio en los registros. Aquel detalle, la negativa para reconocer el cuerpo de la niña, quedó grabando en la mente de los investigadores que acompañaban a los padres en las diligencias que iban practicando pendientes de todo lo que veían. Durante los registros en los domicilios no pasaron por alto algo que ahora puede cuadrar con el móvil del crimen. En las viviendas familiares no había apenas fotografías del matrimonio con la niña. Hay fuentes que apuntan ya a que Asunta sobraba tras la separación de ambos. Y es que, al parecer, no habría sido una niña tan deseada. La adopción del matrimonio habría sido más un deseo de su abuelo. El padre de Rosario Porto quien ansiaba con todas sus fuerzas tener una nieta. Habría sido él quien convenciera a su hija Rosario para iniciar los trámites de adopción.

Tras la muerte de los abuelos y la ruptura de la pareja que empezaba a iniciar nuevas vidas por separado, Asunta se habría convertido en un estorbo. Algo de lo que había que deshacerse porque ya no encajaba en sus planes de futuro. El deseo de un abuelo que ya no estaba.

 

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